Todo había comenzando como un simple desafío, bastó un brochazo de Mabel para comenzar la guerra y Dipper no la dejaría ir así como si nada. Otro brochazo fue dado y la mejilla de Mabel se puso púrpura. Dipper se reía y entonces su cuello y su camisa se volvieron rosados. Al poco rato, los dos gemelos Pines reían tirados en la sala con su ropa y sus cuerpos con todos los colores de las acuarelas de Mabel.
Luego de todo el desastre que hicieron -y viendo que les quedaba casi todo el día antes de que su tío Stan llegara- tomaron un baño juntos. Igual, sólo bastó un gesto coqueto de Mabel llamándolo con el dedo hacia la bañera, y ahora el agua corría por las tuberías borrando el arcoíris que llevaban en su cuerpo.
Todos los colores fueron arrastrados por el jabón en su piel, mientras ellos se posaban debajo del chorro caliente de la regadera, probando y formando con sus labios otro color. Un rojo intenso, atrevido.
En anteriores ocasiones, la culpa era lavada también con el agua caliente, pero ahora lo disfrutaban, lo vivían, y no lo cuestionaban. El jabón dejó de enjuagar culpa alguna, transformándose en un erótico plus para sus encuentros. A la mierda con todo.
Sin embargo, al salir del baño los dos traían pequeñas manchas púrpuras y rojas en su cuello, sus hombros, su espalda. Pequeñas marcas secretas que adoraban hacerse, y que exhibían con un regusto a prohibido por toda la Cabaña del Misterio. A final de cuentas, los Gemelos Pines eran bastante raros.
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Momentos
RomancePequeñas o no tan pequeñas historias románticas entre la relación de Dipper y Mabel. Porque cada momento es especial, y lo prohibido lo es más. (PINECEST FLUFFTOBER)