8. Bailando lento

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Era un baile más, por alguna extraña razón en las escuelas suelen hacer bailes por motivos bastante ridículos, sin un motivo relevante o preciso, sólo para exhibir cierto estatus tanto económico como social, y que, desde aquella experiencia en la Mansión Noroeste, no siempre salían bien.

O tal vez, sólo tal vez, pensaba todo esto mientras jugaba con el ponche ya caliente de su vaso, porque su cita lo había dejado a mitad del Baile de Otoño por irse con alguien más. Hubiera deseado irse, sin embargo, su hermana disfrutaba tanto de esos eventos, y bueno ella seguía con su pareja de baile divirtiéndose. Por lo que no consideraba justo el que se fueran, ya que una de las condiciones de sus padres para que asistieran al baile era que debían de regresar juntos.

Seguía perdido en sus pensamientos, sabiendo que la noche estaba justamente por acabar, además de tener el consuelo que en el siguiente baile casualmente estaría enfermo.

-¿Me permite esta pieza Sir Diplomacia? - no fue necesario que levantara la vista, sabía a la perfección que era Mabel.

-No te preocupes Mabs, no es necesario, es la última pieza, Jason querrá bailarla contigo -intentando salvar un poco de su orgullo.

-En realidad Jason está de acuerdo, dice que no lo he dejado descansar ni un poco en toda la noche -Mabel le volvía a sonreír, mientras seguía ofreciéndole la mano.

Dipper miró en dirección del chico que estaba tirado en su silla, quien a lo lejos le levantó un pulgar.

-Bien -dijo pareciendo un tanto molesto. Mabel lo condujo hasta la pista de baile. Comenzó la canción, usualmente eran movidas justamente para despedir con toda la energía a los asistentes, pero en esa ocasión no fue así.

Dipper no alcanzó a reconocer la canción, únicamente que era de una melodía suave y lenta, era un momento diseñado para las parejas que todavía permanecían en la pista. El castaño estaba por huir, pero Mabel puso sus manos sobre su cintura, y ella rodeó su cuello con sus brazos, y colocó su cabeza sobre el pecho de su hermano y comenzaron a bailar.

Él podía oler el perfume del cabello de Mabel, sentir sus manos tocando ligeramente su nuca, y estaba seguro de que su gemela podía sentir lo rápido que latía en ese momento su corazón.

Ese bello y lento baile, hizo sonreír a Dipper, después de todo la noche sin duda había valido la pena.

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