Ese fin de semana inició como cualquier otro, los gemelos en la cocina de su casa disfrutando de las cosas de siempre, peleando por el jarabe de los hot cakes que les acababa de preparar su mamá. Sonó el timbre, Dipper se ofreció a ir, pero, su mamá le dijo que terminara de comer, que ella iría. Dipper y Mabel peleaban por el último sorbo de jugo de naranja, cuando su mamá entró con un ramo de tulipanes rosas, los dos gemelos los miraron con asombro.
-Son para - Dipper no dejó terminar la frase a su mamá, desde que su gemela cumplió 15 años, no era raro que recibiera flores de los chicos de su escuela, e incluso de perfectos desconocidos que la vieron en la calle. -Para Mabel, si ya lo sabemos -era obvio el disgusto en la voz de Dipper.
-No, de hecho, son para ti -dijo su mamá mientras se las entregaba.
-¡Wow! ¡Dip, Dip tiene una admiradora! -decía Mabel mientras buscaba un florero para ponerlas.
Dipper, realmente estaba sorprendido, nunca creyó que alguien le regalara flores, no es que le molestara, simplemente no sabía cómo reaccionar.
-¿No vas a leer la tarjeta? -le preguntaba su madre curiosa.
Dipper ni siquiera recordaba que las flores traían una tarjeta. Abrió el sobre lentamente, y comenzó a leerla.
"Te miro y quiero
saberte libre
y así no ser nada
siendo profundamente todo"
-¡Que romántico! -dijo su madre. -Pero, ¿quién la firma mi pequeño galán?
-Eso es lo trágico, no está firmada -le respondió mostrándole la tarjeta a su madre.
-Entonces, ¡es una admiradora secreta! -gritó con mucho entusiasmo Mabel.
-Sí, así parece ser -Dipper salió de la cocina y dejó las flores en la sala, le pareció el lugar más adecuado.
El día pasó con normalidad, mientras Dipper pensaba y repasaba en su cabeza quién de todas las chicas que conocía podía haberle enviado las flores. Acaso había sido Liz, su compañera de laboratorio, o Andy la chica con la que coqueteaba en el café, no es como que tuviera muchas candidatas.
Ya era de noche, sus padres ya se habían ido a dormir, el fingía leer, ya que en su cabeza seguía pensando en las flores y quién las había enviado.
-Sabes, la frase de la tarjeta es parte de un poema -escuchó la voz de Mabel en el marco de su puerta.
-¿En serio? ¿Cómo lo sabes? -preguntó con genuina incredulidad.
-Bueno, tú no eres el único que lee en esta casa -contestó Mabel con tono de reproche, antes de comenzar a recitar.
"Te miro y quiero
saberte libre
y así no ser nada
siendo profundamente todo.
Miradas que no ocultan su insistencia
Territorio compartido, piel una piel
Humedades en el sueño de lo que no ha sido"
-El sueño de lo que no ha sido -dijo Mabel, y al decirlo sonó ligeramente triste -El sueño de lo que tal vez nunca será.
Mabel, se despidió con la mano de su hermano y se marchó a su habitación, dejando a un más confundido a Dipper. Es que acaso se había dado cuenta de cómo la miraba de reojo, acaso había descubierto sus pensamientos más profundos, los que nunca se atrevió si quiera a ponerlos en palabras.
¿Acaso ella se sentía igual?
Bajó hasta la sala de la casa y miró esos tulipanes rosas, con esa tarjeta sin remitente, y únicamente pudo repetir la última frase de su gemela. - El sueño de lo que no ha sido -Dipper pensó para sí mismo, porque su boca no se atrevería a decirlo en voz alta.
El sueño de lo que tal vez será.
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Momentos
RomancePequeñas o no tan pequeñas historias románticas entre la relación de Dipper y Mabel. Porque cada momento es especial, y lo prohibido lo es más. (PINECEST FLUFFTOBER)