27. Conocer a los padres

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Los años habían hecho que Dipper pudiera hacer amigos, algunos en la escuela, e incluso otros bastante inesperados, uno de esos amigos resultó ser Marius von Fundshauser.

Le resultó fascinante como al parecer poseerlo todo económicamente no te asegura tener habilidades sociales por de fault, o que el sistema increíblemente consumista pueda comprarlas. No, ese tipo de cosas no se consiguen de esa manera, pero, gracias a Pacífica y sobre todo a Grenda pudieron conocerse, Marius resultó ser un chico bastante común, que al igual que Dipper no era el mejor haciendo amigos.

Descubrió que Marius también era un apasionado de Calabozos, Calabozos y más Calabozos, además, que bueno su dinero le permitió tener muchas versiones de edición limitadas del juego, algunas increíblemente difíciles de conseguir.

Así, que con el pasar del tiempo se volvieron grandes amigos. En ese momento los dos estaban en el ático, Dipper intentaba tranquilizarlo, ya que Marius estaba bastante nervioso, ahora ambos tenían 17 años. El joven barón se encontraba muy ansioso ya que ese día conocería por fin a los padres de su novia, seguía pensando que era tan afortunado de que una chica como ella se hubiera fijado en él, y sobre todo que fueran novios desde hace un par de años.

—Tranquilo —Dipper le palmeó la espalda un poco a su amigo. —Todo saldrá bien.

—¿Qué pasa si no les caigo bien? ¿Y si me alejan de mi amada Grenda? —Marius se quejaba amargamente.

Pese a que la relación de Marius y Grenda tenía bastante tiempo, él joven no había tenido oportunidad de conocer a los padres de su novia, debido a que su relación era sobre todo a distancia, mediante video llamadas, y todas las cosas parecidas. De hecho, de esa misma forma se había dado su amistad con Dipper.

—No te preocupes bro—el castaño se sentó a su lado. —Eres genial, Grenda te quiere, seguro sus padres también lo harán.

Marius respiró profundamente, estaba seguro que Dipper no le mentiría, y también, él amaba muchísimo a Grenda, así que el conocer a sus padres era únicamente el siguiente paso.

—Gracias —Marius miró su reloj, ya era hora de marcharse. —Cuando sea tu turno DP, estaré ahí para apoyarte.

Ambos se levantaron de la cama con destino hacia la casa de Grenda, mientras bajaban las escaleras Dipper no pudo evitar sonreír discretamente.

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