De alguna manera se sentía diferente, se sentía distinto al beso de mamá todas las mañanas antes de salir a la escuela o antes de irse a dormir. También se sentía distinto al beso de la abuela cada vez que iban a visitarla, incluso se sentía distinto al beso que le dio Gracie en la mejilla en segundo grado.
Ese beso se sentía tan diferente.
Todo el día lo habían estado molestando, ese fin de semana su mamá había decidido que Dipper necesitaba un corte de pelo, porque este comenzaba a ocultar sus hermosos ojos verdes. Su mamá le había dicho que la gorra que usaba únicamente ocultaba su cara, la cual a decir de su madre era muy bonita. Sin embargo, Dipper sabía que su gorra era ante todo un camuflaje de su marca de nacimiento, sus compañeros solían ser crueles, y molestarlo por ella.
En contra de todo su sentido común decidió hacerle caso a su madre, pero los niños de cuarto grado no son las criaturas más amables de la tierra. Así, que después de una mañana demasiado molesta se encontraba encerrado en el armario del conserje. De repente escuchó tres toquidos largos, seguidos de dos toquidos cortos.
—Adelante—sabía que era Mabel. Estaba en el piso sentado, mirando la pared.
—No les hagas caso, son unos torpes —dijo Mabel sentándose a su lado.
—Quisiera ser como tu Mabel, te llevas bien con todos. En cambio, yo —Dipper hizo una pausa. —Yo sólo te tengo a ti, y a esta horrible marca de nacimiento.
Mabel miró con mucho detenimiento a su gemelo, entendía que hacer amigos o convivir con otros no era la especialidad de su hermano. Se levantó y quedó frente a Dipper, tomó entre sus manos el rostro de su gemelo, y besó suavemente su frente.
—Yo creo que tu marca es lo más hermoso que he visto, siempre te recordará a no perder tu camino. Ninguno de los tontos del salón tiene eso —Mabel le sonreía de una forma tan maravillosa a su Dipper.
—Pero, si te hace sentir mejor traje esto— Mabel sacó debajo de su suéter una gorra café con una estrella y se la entregó a su gemelo.
—Gracias Mabel —estaba muy feliz, en efecto, aunque, él únicamente tuviera Mabel, eso era más que suficiente.
Mabel regresó al salón de clases, Dipper permaneció un momento más, miraba la gorra que le había dado su hermana, y pensaba en ese beso. Y en lo distinto que era a todos los demás que había recibido, y por un momento sus mejillas se tiñeron de rojo. Fue corriendo hasta su salón de clases, después de todo, si hay alguien en quien pueda confiar y que siempre estará a su lado, esa era su querida Mabel.
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Momentos
RomancePequeñas o no tan pequeñas historias románticas entre la relación de Dipper y Mabel. Porque cada momento es especial, y lo prohibido lo es más. (PINECEST FLUFFTOBER)