—¿Qué dijiste? —preguntó Mabel.
Estaban parados en medio de la sala, afuera caía una fuerte lluvia y el viento golpeaba las ramas del árbol de su pequeño jardín.
—Ahm —se trabó el chico tratando de decirlo otra vez —. Yo, eh, pues ah...
Durante su niñez lograron superar muchos obstáculos: dos robots gigantes, un enorme gnomo compuesto de más gnomos de tamaño normal, un desafío futurista a un viajero del tiempo entrenado, y vencieron a un triángulo volador. Pero nada se comparaba a las palabras que Dipper acababa de decir.
—No te preocupes —le contestó Mabel con una sonrisa, sus mejillas sonrojadas le daban un aspecto adorable— ¿quieres algo de la cocina?
Dipper no contestó, seguía incrédulo de lo que acababa de decir, pero ¿no lo había dicho ya? ¿Acaso sólo se había quedado en su mente, en la punta de su lengua? No, sólo fueron pensamientos y uno que otro sueño. Mabel le sacó la lengua en forma juguetona y luego fue hacia la cocina para sacar un par de latas de soda del refrigerador y tomar los doritos que les sobraron de su noche de películas el otro día.
Su corazón latía rápido, ¿y cómo no? En lo que llevaban de vivir su pequeña fantasía prohibida, era la primera vez que Dipper le decía "te amo".
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Momentos
RomancePequeñas o no tan pequeñas historias románticas entre la relación de Dipper y Mabel. Porque cada momento es especial, y lo prohibido lo es más. (PINECEST FLUFFTOBER)