Parte sin título 5

94 1 0
                                    

-Venga a lavarse las manos que caliento las lentejas. José, Ángel, poner la mesa antes de poner la tele que no quiero pelearme con vosotros. Vanessa ven -Dije poniendo la olla en el fuego- ¿No te he dicho muchas veces que no quiero que Cristina te acompañe al coche porque no quiero ver la cara de su padre? Te despides en clase y sales con tus hermanos. -Le recriminé, estaba hasta las narices del acoso que Antonio me hacía llevando su hija a mi coche y pasando descaradamente de sus hijos.

- Si mamá. - Le di un beso, me abrazó. Siempre ha tenido en sus ojos la inocencia de su padre.- El papá de Cristina dice que mi papá está en el infierno y eso no es verdad. Eso le he dicho porque mi papá está en el cielo. ¿Verdad mamá, verdad que mi papá está en el cielo?

El alma me ardía. -Si cariño,  tu papá está en el cielo por que fue un hombre bueno . Al infierno lo voy a mandar yo de un puntapié al papá de Cristina como siga metiendo sus narices en mi casa.- Me levanté y apagué el fuego, la rabia me consumía y no oía lo que me decía.

-Mami, mami mi papá no está en el cielo está aquí en la cocina, mira. ¿Mamá no me oyes?

-¡Vaya hombre el del toldo se ha dejado las botas del trabajo... a ver si se las lleva cuando...!-Rugí

-Hola mi vida ya estoy en casa como te prometí. -Me dijo.

Sentí su aliento en mi nuca, me volví. Lo tenía delante. Caí al suelo, las piernas no me sujetaban. Me cogió en el aire, me agarré a su cuello. Mi llanto fue la salida de tanta amargura contenida. Lo sabía, no estaba muerto, mi corazón me lo decía. Vi la tumba, la toqué, lloré en ella. Si estaba vacía o había otra persona ahora ya no me importaba, mi hombre estaba en casa.

Los niños petrificados esperaban su turno para poder abrazarlo. Uno a uno los abrazó pero con su hija fue diferente esa si era su hija. La colmó de besos y le dijo algo en serbio que nuca me confesó.

Nos pusimos a comer. Los niños callados, lo miraban como algo raro que había aparecido de repente. Ya éramos una familia completa.

Vanessa dijo:- Papi hay tele en el cielo.- Frase propicia para romper el cielo, él se quedó pensando.

-No, está muy alto y no llega la señal. -Dijo al seguirle la corriente.

-¿Entonces no ves las Supernenas?-El interrogatorio iba en aumento.-Eh ¿No las ves?- Insistió como buen general de la Lubianka.- ¿Quieres verlas? Ahora cuando terminemos de comer las dan en el Cartoon Network. -La niña le explicó con pelos y señales vida y milagros de los dibujos animados.

-Vale, cómete la comida ¿No duermes la siesta?-Para Supernenas estaba él.

La comida terminó, se levantó, me cogió de la mano miró a los niños y les dijo-A dormir la siesta es una orden.- Se fueron al salón a poner la televisión a todo volumen.

Me dejé llevar al dormitorio. -Atranca la puerta con la silla si no quieres que se te metan los cuatro en la cama. -Le sugerí, me miró, pensó y lo hizo.

Yo ya lo esperaba sentada en la cama, cayó de rodillas junto a mí y me abrazó.

-Cinco años, cuatro meses, y veinte y tres días echándote de menos. Te quiero Alejandra, pagaran por lo que nos han hecho pajarillo, te lo juro.-Me dijo al oído, se separó, me miró y empezó a besarme como si se le fuera la vida en ello al mismo tiempo que me quitaba la ropa y yo a él la suya, paró.

-Alejandra- Bajó la cabeza y me cogió las manos -Alejandra no te guardaré rencor pero tengo que saberlo ¿Me has esperado? Lo comprenderé si no es así.- Y me miró como el que espera la más hastía de las contestaciones.

Pensé lo que me estaba diciendo y lo comprendí cinco años y una orden de fusilamiento puede hacer mella en una mujer de apenas treinta años. Le besé y asentí con la cabeza, acerqué mi cara a su oído y le dije:

HISTORIA DE UN ENGAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora