-¿Da su permiso capitán Davydenko?-Dijo, Danijel Raštević chico de mi marido e íntimo de Mihailo, que también había cambiado convirtiéndose en un gran soldado y al que mi marido llevó consigo de maniobras, le saludó.
-Pase soldado Raštević.- Le dijo sin dejar de mirar los exámenes.
-Señor tengo que hablar con usted.-Sergei soltó los papeles.
-Siéntese, que tripa se le ha roto.- Lo miró a la cara.
-Señor soy el único de mis compañeros que está casado y mi mujer ha tenido un niño hace poco más de dos meses, vera señor yo venía a ver si es posible, si usted habla con el general Dimitrije Kovačević, por si hay alguna casa vacía para suboficiales, le pagaría un alquiler, y poder traerme a mi familia. Mi casa está en Leskovac y no puedo ir muy a menudo.- El muchacho estaba nervioso.- Quiero seguir en el ejército y ascender, señor. Alquilar una casa fuera de la academia es muy caro y con mi sueldo no puedo.
-¿No sabe ir usted solito a solicitarla al general Dimitrije Kovačević, lo tengo que llevar de la mano?- Le dijo secamente.
-Señor la burocracia impone esa regla, yo debo pedírsela a usted y usted solicitársela al general Dimitrije Kovačević, no quiero hacerle perder su tiempo señor.
-¡Vaya, vaya! ¿A que ha sentado la cabeza? Eh soldado.- Se rió.
- Algo así, la dejé embarazada y mi padre me ha obligado a casarme con ella.- Dijo con la cabeza baja.
-¿Pero la quieres o solo fue un polvo?- Probó hasta donde confiaba el soldado en él.
- Bueno, me gustaba, la cortejé y una tarde cuando fue a la tienda la esperé y en un callejón la espeté contra la pared, nos volvimos a ver otras tres o cuatro veces y a los cuatro meses su padre vino a arreglar la boda con el mío y al mes me casó. La dejé allí y ahora que ha nacido mi hijo Danko mi padre me obliga a hacerme cargo de ella. Dice que una esposa debe estar donde está su marido.
-¿Qué edad tiene tu mujer?
- Cumplió diecisiete la semana pasada.
Pensó su respuesta.- Tú tienes veinte. ¿Verdad?- El muchacho asintió.- Lo pensaré. Ya la solicitaré cuando vea que se comporta como un hombre y no como un niñato. No quiero violadores de menores en mis filas ¡Váyase! - Le dijo otra vez secamente.
-Perdone señor, no soy un violador, pero es que soy demasiado joven para estar casado, tuve mala suerte, y la dejé embarazada.- Se levantó.
-¿Demasiado joven para casarse, pero no para violar a una menor?- Volvió al tema.
- Le repito que no la violé, solo la cortejé y ella se dejó, solo cuando le vi la cara al crío mi madre me confirmó con certeza que era mío.- La voz subió de tono.- Si no se hubiera parecido a mí mi padre podía haberla repudiado, pero es mío y me lo he tenido que quedar.
Se levantó se puso por detrás del muchacho, lo cogió del cuello y lo tiró a la mesa, le tocó los genitales mientras se restregaba con él, le acercó la boca a su cuello y empezó a besarlo.- ¿Sigo el cortejo nena o te vas a bajar ya los pantalones mariconcete?- Le dio la vuelta y le propinó un bofetón.- ¡Váyase! Cuando de verdad quieras una casa para tu señora esposa y su hijo ven a verme. De mientras sigue follando y espetando niñas en los callejones. Solo eres un violador de mierda, no mereces el hijo que Dios te ha dado. ¿He hablado claro?- Sus ojos despedían odio.- Y ahora sal de mi vista me das asco.
-Perfectamente claro, señor.-El muchacho se cuadró y salió.
Siguió con lo suyo, pero al cabo de un rato se paró y llamó por teléfono.
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HISTORIA DE UN ENGAÑO
Roman d'amour¿ Qué sucedería si en una noche nevada de febrero llamara un hombre a tu puerta con un tiro en la pierna y unos ojos verdes que quitaran el sentido, lo pasarías a casa, le ayudarías? Alejandra Guzmán lo hizo y su vida cambio para siempre. A veces ha...