Parte sin título 12

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"En esta altura de la historia solo os pido que leáis despacio, que penséis lo que se lee porque ahora se empezará a entender el porqué Sergei Davydenko miraba a su pajarillo con envidia porque ella seguía teniendo inocencia". "Gracias por seguirme "

Al comenzar las vacaciones de Navidad mi marido creyó oportuno ir a por las niñas a Inglaterra, eran demasiado pequeñas para venirse solas esos días. También recogió allí a Jose y a Ángel.

La madre Margaret los hizo pasar.

-Señor Davydenko que bien acompañado viene.

-Son mis hijos mayores.- Se los presentó. Se quedó sorprendida eran morenos, de piel mediterránea y ojos como el azabache.

-La hermana Claire le traerá a las niñas en diez minutos.- Le dijo mientras la hermana Claire se acercaba a la puerta y a él le invitaba a tomar asiento.

- ¿Le importa que le acompañen mis hijos hermana? Tengo algo que hablar con la madre superiora.

La hermana Claire miró a la hermana Margaret y esta dio su aprobación.

-Tiene usted unas hijas maravillosas, estoy muy contenta de la educación que han traído de casa.- Le dijo para llenar el tiempo.

Sergei no la escuchaba, se levantó y ella también. ¿Qué iba a hacer ese monstruo? Se puso a su lado le cogió sus manos y se las besó.

-Gracias hermana por rezar por mí. Le pido que me perdone por todo el mal que le hice aquella noche.- La miró a los ojos.

-Solo Dios puede darlo, por mi parte lo tiene, ya veo que su vida ha cambiado. ¿A qué se dedica ahora?- Se soltó la manecilla de la puerta giraba.

- Sigo siendo soldado, ahora los entreno.-Ella lo miró.

La hermana Claire entró con las niñas que después de saludar a la madre superiora se echaron al cuello de su padre que las llenó de besos.

-Felices vacaciones señoritas.

-Felices vacaciones hermana Margaret- Le dijeron las niñas y los muchachos.

-Felices vacaciones hermana, no pierda nunca esa sonrisa, me recuerda a la de mi mujer. -Le dijo al volver a besarle las manos al despedirse de ella.

Aquí la Navidad se festeja solo por la mitad de habitantes de la ciudad y en la academia la comunidad musulmana es casi el setenta y cinco por ciento así que la Navidad brilla por su ausencia, pero mis hijos venían y yo estaba loca de contenta de volver a reunirlos a todos aunque fueran solo unos días. El veinte y tres por la tarde se los trajo y mis hijos al ver el lugar y la casa, aunque estaba arreglada, solo dijeron una cosa: Deprimente para nuestro antiguo nivel de vida, pero eso era lo que tocaba, lo importante era que estábamos juntos.

Pusimos el árbol el día de noche buena, como siempre, su padre volvió a la hora de comer con un regalo y lo puso al pie del árbol. Mis hijos lo miraron, que orgullosos estaban de verlo vestido de militar, también vieron la alegría en sus ojos, sus hijas solo lo llenaron de besos.

Cenamos y abrimos los regalos, la mayoría era ropa y colonias, pero el suyo fue especial.

-Toma ábrelo.- Me dijo dándome la cajita.

La abrí con cuidado, pesaba un montón, no me lo podía creer era un belén hecho en España. Solo San José, la Virgen, el Niño y el buey y la mula, pero bueno ya lo haríamos más grande con el paso de los años. Lo besé con lagrimas en los ojos y le pedí que fuéramos a misa. Arreglé a los pequeños y nos fuimos a Belgrado a una pequeña iglesia a las afueras de la ciudad. Mis hijos se fueron a tomarse algo y se llevaron a sus hermanas.

HISTORIA DE UN ENGAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora