Parte sin título 4

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¡Que pronto pasan cinco años! Nació mi hija Vanessa Alejandra, de siete meses y eso que hice todo lo posible para aguantarla dentro de mi todo el tiempo que pudiera con un tratamiento que me pusieron por que al igual que mi madre mi cuerpo los echaba a partir del tercer mes. Aprobé las oposiciones de auxiliar de enfermería y empecé a trabajar en el hospital del Sagrado Corazón en el departamento de oncología infantil.

Gracias a mi vecina, la señora Inés que se quedaba con los niños para que pudiera trabajar, volvía a tener una madre. Hay gente buena que se gana una plaza en el cielo y esta bella persona ya la tenía. Era viuda de algo más de cincuenta años no tenía hijos y su marido se había matado en un accidente de coche hacía diez años y mis hijos le servían de entretenimiento aunque algunas veces se hartara de ellos por las horas que pasaba cuidándolos. Tuve que comprar la casa el dueño la quería vender y yo no podía irme, si volvía ¿Donde me buscaba? No me quedó otra que volver a limpiar casas en mis días libres, por que el sueldo ya no daba para más. Recogí a los niños a las dos del colegio después del trabajo y llegamos a casa para comer.

¡Mama!-Dijo José David.- Una carta de la embajada de serbia. Papá vuelve a casa, seguro que es para que vayas a la embajada a recogerlo.- El pobre estaba pletórico, lleno de alegría porque su padre volvía a casa.

Tantas cartas mandadas y nunca recibía respuesta. Pedía nuevamente volver a ver al señor cónsul pero se me denegaba la estancia y la visita. Ni el cónsul quería verme. La cogí temblorosa, la abrí. ¡Dios estaba en serbio! ¿Que ponía?, solo entendí el nombre de Alexei. Pensé que en la cocina del hospital trabaja una muchacha serbia, mañana le pediría que me la leyese.

Terminé mi turno y salí corriendo a cocinas, allí pregunté por la muchacha serbia y la encargada de la cocina la llamó. Vino hacía mi con timidez, era una muchacha joven de más o menos mi edad, me presenté le di la carta y le pedí si por favor podía traducirla. La cogió y la miró, enmudeció, ella sabía qué clase de carta era. Miró a su alrededor y llamó a un muchacho que rondaba la treintena. Hablaron en serbio como si la muchacha le implorara que la leyera, él no quería pero ella se lo suplicó y el hombre empezó a leer. Ella me agarró la mano y me sonrió como preparando el camino para lo que estaba a punto de escuchar.

"Le comunico que el teniente de 1ª S. S. D., Alexei  Pávlovivh Bolanovsky de las fuerzas especiales Serbias después de cumplir cinco años de trabajos para el estado por deserción, ocultación de secreto de estado a la madre patria y asesinato de un civil, ha sido ajusticiado y entregado su cadáver a la familia para ser sepultado sin honores militares."

Atentamente Dimitrije  Dimitrijevich Kovačević.

Teniente General de la Academia Militar de Belgrado.



Extendí la mano susurré un gracias que nadie oyó y me di la vuelta, ni me di cuenta que mis amigas estaban allí esperando no vi a nadie ni veía nada todo era oscuridad .Me dirigí al aparcamiento como el autómata que hace el camino ya predestinado subí al coche miré su foto con los niños que llevaba en el quitasol y allí lloré hasta secar mi alma. Me había mentido, me lo juró, juró que volvería y no había cumplido su promesa.

No tuve que decir nada en casa con mi expresión tuvieron bastante. Vanessa preguntó: -¿No viene mi papá a casa?

-No cariño, se ha ido al cielo.

-¿Por qué es que ya no nos quiere?

-Claro que te quiere cariño, con toda su alma pero unos hombres malos se lo han llevado al cielo y ahora está allí para cuidar de ti y de todos nosotros, porque es un ángel. Vanessa tenlo en tus oraciones todas las noches.

-Mamá todos rezamos por papá, era un hombre bueno.- Me dijo Jose en un mar de llanto.

La abracé y la colmé de besos, esos besos que su padre nunca podría darle. Formamos una piña y pude notar el vacío que mis hijos tenían, sus esperanzas porque volviera se habían desvanecido.

HISTORIA DE UN ENGAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora