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Kengkla notó la manera en la que Techno ansiaba sus caricias. Se veía tan indefenso y tan puro. Cuando lo vio llegar y empezar a desvestirse, el demonio se descubrió pensando en lo lindo que se veía. Intentó decirse muchas veces que debía seguir, llegar hasta el final, obtener sus 100 años más de vida, pero Techno se veía tan vulnerable que no fue capaz de seguir. Era incapaz de entender lo que sucedía con él. ¿Por qué le afectaba tanto los sentimientos de ese humano?

—Lo siento —dijo, deteniéndose y mordiendo su labio inferior con fuerza—. De verdad lo siento —repitió—. No sé qué está pasando conmigo, pero no puedo hacerte esto. No ahora... —la mirada llena de dolor de Techno perforó su pecho—. No es porque me des asco. De hecho... Oh ¡Alguien máteme por decir esto en voz alta! Pero te ves... hermoso. Pero estás sufriendo, y no lo entiendo... estoy tan... confundido... Lo que te duele me duele... y por alguna razón no quiero verte lastimado, no ahora... Estás rogando cariño... y no sé si puedo dártelo.

Kengkla se fue apartando hasta quedar de rodillas, rogando internamente no estar lastimando más a Techno. Tenía que escapar de allí cuanto antes.

—Lo siento —Dijo una vez más antes de desaparecer en una explosión de humo negro.

Techno no lo vio, pero aquella fue la primera vez que Kengkla dejó escapar una lágrima en los años de vida que llevaba.

***

Techno vio a Kengkla desaparecer con una expresión que no sabía cómo interpretar. Las palabras dieron vueltas en su cabeza, repitiéndose una y otra vez, intentando encontrarle un sentido ¿Lo tenía?

¿Es qué el demonio acababa de ser misericordioso con él? ¿No era asco, sino pena?

"Estás rogando cariño" le había dicho.

Y así era. Techno estaba ansiando más de aquellas caricias, aquellos roces suaves. Todos los pensamientos de querer hacerle el momento asqueroso y doloroso habían desaparecido, todo porque aquel ser estaba dándole algo que ansiaba, algo que carecía: Cariño. O eso pensaba, porque Kengkla le dejó claro que no sabía si podía dárselo, o tal vez no quería.

Y por ello, de la nada, todo se fue a la mierda. Porque él estaba rogando cariño. ¿Es qué el demonio no debería de haberse sentido importante, repleto de ego? Pero no fue así, lo que había pasado es que Kengkla había salido huyendo, dejándolo desnudo sobre la cama.

Respiró, muy despacio, inhalando, sosteniendo el aire en sus pulmones por unos segundos antes de dejarlo escapar. Los minutos pasaron, pero él se quedó allí. Hasta que un pequeño ruido, como si un globo acabara de reventarse, se escuchó a su derecha.

¿Kengkla había regresado? Techno sacudió la cabeza. Kengkla sonaba más fuerte que eso.

Una risita traviesa que no buscaba para nada ocultarse salió desde el rincón de la habitación. Techno se sentó, cubriéndose con las sabanas.

— ¿Quién está allí? —Preguntó.

La risita hizo presencia una vez más acompañada de los sonidos de los pasos que daba. Se acercaba, buscando quedar donde Techno pudiera verle.

— ¡No dije que te acercaras! Pregunté quién eres... ¿Quién eres?

Una cabellera rubia fue lo primero que le llamó la atención. Era un chico. Al parecer en buena forma, no estaba seguro, pues vestía un sweater color cielo y una remera muy ancha. Tenía labios finos en una sonrisa un tanto altanera. En realidad, de forma muy, pero muy traviesa. Sin embargo, la risa hacía que sus ojos desaparecieran.

Pacto con un Demonio [Klano]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora