Pacto con un Demonio [Klano]

12

La mansión de Can tenía focos rojos en cada rincón. También tenía muchas habitaciones, y un estudio para sí solo donde no pudiera ser interrumpido cuando se ponía a hacer quien sabe qué. Ni siquiera Tin sabía lo que hacía allí.

Tin apareció en su hogar con una enorme sonrisa, dándose cuenta de cosas sobre Kengkla que podrían interesarle a Can, pero cuando llegó, no pudo decir nada sobre sus descubrimientos, pues Tar estaba en casa junto a su pareja, Tur.

Cuando se convirtió en la pareja de Can, Tin descubrió que el demonio tenía un hijo. Él se encargó de criarle hasta que cumplió los veinte y viajó a su primer pacto.

Para Tin, Tar era su hijo.

— ¡Tar! —Gritó, olvidando su viaje al mundo humano. Los ojos de su hijo se iluminaron, pero de re ojo, vio la mirada de Can sombría. Había descubierto su desaparición.

—¡Papá! —Gritó en respuesta Tar.

Desde pequeño, el menor de la familia había llamado a Tin papá y a Can padre.

El abrazo que ambos se dieron fue acogedor. Después vino el saludo a Tum, la cuarta pareja de Tar y la más duradera. A menudo, Can decía que era porque era capaz de aguantar toda la locura de Tar, pero Tin no creía eso. Tar y Tum se complementaban a la perfección, ya que ambos eran muy alegres y eran por demás optimistas. Sin embargo, no fue mucho el tiempo que compartieron, pues la campana de la entrada sonó. Eran nada más y nada menos que Ae y Pete.

—Venimos a ver a nuestro sobrino favorito —Gritó Ae seguido de Pete.

Tar puso los ojos en blanco.

—Soy tu único sobrino.

—Y con las parejas que tenemos, así seguirás.

Tar negó.

—Hablen por ustedes. Aún falta tío Kengkla.

Tin y Ae entonces hicieron algo que el demonio Can odiaba, rieron juntos como si fueran cómplices de algún oscuro secreto. Ambos se miraron, con las cejas levantadas. Tin volvió a reír.

— ¿Por qué te ríes tú también? –Le preguntó Ae.

Tin, sintiendo la dura mirada de Can sonrió en un intento de aligerar el ambiente y hacerle entender a su pareja que no había hecho nada malo. Bueno, tal vez había hablado un poco de más, pero eso no tenía que saberlo a detalle.

Tal vez había ido a ver a alguien sin decir a nadie, pero no debía reportarlo, no estrictamente, además también se había alimentado.

—Conocí a Techno, de allí vengo.

El gruñido que provino de la garganta de Can lo oyeron todos los presentes. Tar hasta se rió de su padre, celoso de profesión, e inclinándose, le susurró algo al oído de Tum, quien al escuchar afirmó con la cabeza y esbozó una sonrisa cómplice. No obstante, quien contestó la pregunta silenciosa de Can no fue Tin, sino Ae, y lo hizo mirando a los ojos de su hermano mayor.

—Tus celos innecesarios apestan. Si Tin hubiera querido traicionarte yo me hubiera ocupado de llevarlo de los pelos hasta las llamas ardientes. Techno es el pacto de Kengkla, y si nuestro hermano no es tan bobo y se da cuenta a tiempo, su futura pareja.

Tin sonrió tanto que sus ojos desaparecieron, pero lo hizo acercándose a su pareja y abrazándolo por la espalda.

—Me gusta cuando te pones celoso. Yo también te amo —Tin sabía que esos gestos eran la muestra de cariño de Can por él—. Quería conocer a Techno, y ver a Kengkla, pero éste no estaba. Y no te preocupes, me alimenté un poco con su vecina.

Can, en silencio, tomó las manos de Tin alrededor de su cintura y puso los ojos en blanco.

—¿Te alimentaste bien u otra vez con tus travesuras tontas? —le preguntó en voz baja para que el resto no pudiera oír su intercambio de palabras. Tin hizo un puchero, y la respuesta quedó respondida—. Lo siento.

—No te preocupes. Sé que podría hacerlo mejor si no fuera por el apego que le tengo a los humanos...

Tin sabía que no debía tener ese apego. Ni siquiera Pete, la pareja de Ae, conservaba del todo tal apego, y eso que era uno de los demonios más buenos que había conocido.

En un intento por hacerle sentir mejor, Can miró a todos.

— ¿Cómo es que ese tal Techno podría llegar a ser la pareja de Kengkla?

Y todos se entusiasmaron con el tema. 

Nota: Tul, Tin, Tar, Tum.... ¿Qué onda? xD

Can celoso me encanta xD