Tercera parte: Los sentimientos de un humano y un demonio.

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"Que llegue quien tenga que llegar, que se vaya quien se tenga que ir, que duela lo que tenga que doler... que pase lo que tenga que pasar."

Mario Benedetti



Ni Tin ni Can molestaba a Kengkla en sí, lo que realmente lo molestaba era que tanto su hermano mayor como su pareja se encontraban en la puerta de su casa, ambos con el ceño fruncido, mirándolo. Era muy tarde y todo lo que quería hacer era dormir un poco, olvidar al humano que había dejado hace tres meses atrás, aquel que de seguro se encontraba junto a su novia. Pero no. Alguien había ido a tocar la campana de la puerta de su casa.

—Desde aquí siento sus miradas asesinas —ninguno de los visitantes suavizó su expresión—. ¿Por qué me vienen a visitar tan tarde?

Tin sacudió al cabeza, pero fue Can quien habló.

—Faltaste a la cena —Kengkla lo miró confundido—. Padre nos invitó. —Y entonces todo tuvo sentido.

Hace dos semanas su padre le había enviado una invitación a una cena.

—Nunca dije que asistiría, ustedes saben que odio esas cenas.

Tin volvió a sacudir la cabeza. Pero una vez más Can fue quien habló.

—Eso no es lo que odias. Lo que odias son los interrogatorios. Pero veo que de verdad estás perdiendo los buenos modales.

Kengkla supo que se refería a que aún los tenía en la puerta de su casa, sin haberles invitado a pasar. Y no lo haría.

—¿Qué quieres? Ve al grano, no te haré pasar.

Can soltó un suspiro de disgusto.

—Espero que no dejes pasar otros 99 años antes de ir por otro pacto —Y Tin hizo algo distinto a sacudir la cabeza: Le pegó a su pareja—. ¡Auch! ¡Tin!

—No veníamos a decirle eso, Can. Veníamos a decirte que debes dejar de estar tan depresivo. Te estás convirtiendo en un maldito grano en el culo para todos. Y si tanto extrañas a Techno, ve a verlo. Así de simple. Iría yo, pero Can no me deja.

—No es tu asunto, ya te lo he dicho —discutió Can—. Y sigo pensando que Kengkla no sería tan tonto de dejar pasar una potencial pareja —Agregó antes de mirarle con las cejas levantadas—. ¿Verdad?

¿Qué podía responder? Aún tenía orgullo. Jamás admitiría que sí, había sido un idiota, había dejado pasar una potencial pareja, aquella que le brindaría la vida eterna mientras estuviera a su lado sin necesidad de ir desvirgando personas. ¿Pero qué otra cosa podría haber hecho? ¿Traerlo y que le traicionara como las antiguas parejas de Can que estuvieron obligas a estar a su lado? No. Techno amaba a otra persona. Y Kengkla no quería experimentar más dolor. Las cosas debían continuar tal cual lo habían hecho antes de conocer a Techno.

—Mi hermano tiene razón, Tin. Debes dejar de meterte con los humanos y asuntos que no te conciernen. ¿Y qué es eso de una potencial pareja? ¿Techno? ¿Es que nadie vio su cara? ¿Y qué es eso de extrañarlo? ¿Qué novela estás viendo, Tin?

Mentiras, todas mentiras, bueno, en gran grado eran mentiras. Tal vez si él las hubiera dicho meses atrás hubieran sido ciertas, pero hoy no. Cuando conoció a Techno se decepcionó. Pero compartir tiempo a su lado le había hecho ver cosas que nadie veía. Techno era diferente al resto de la gente. Él seguía adelante, siempre al día siguiente volvía a intentarlo. ¿Extrañarlo? Cómo nadie tenía idea.

Extrañaba su sonrisa al enfrentar su día, la manera en que aquel último día le había devuelto sus besos, la manera en la que se había entregado y gemido ante su tacto.

¿Qué novela estaba viendo Tin? Al parecer la correcta. Pero no tenía por qué saberlo. No tenía que saber que se la pasaba encerrado en su casa, dentro de su habitación, con la lámpara roja encendida, tirado sobre la cama regañándose porque había dejado entrar a alguien a su corazón que con tanto esfuerzo intentó hacerlo de hielo. No tenía que saber que cuando cerraba los ojos veía a Techno debajo de su cuerpo. No tenía que saber que a veces hasta derramaba alguna que otra lágrima porque le imaginaba sonriendo a la idiota de Del.

Kengkla notó las cejas de Tin elevadas, como si no le creyese una sola palabra.

Alejar a Techno de la persona que realmente quería no era la única razón que realmente Kengkla tenía para no llevarlo consigo, sino que para hacerlo, Techno debía renunciar a todo. Su caso no era tan sencillo como el del Tin, puesto que éste último perdió su vida en el pacto en forma de pago, pero otros casos, como lo era el de Pete, la muerte había tenido que intervenir.

El inframundo está compuesto de demonios, los que para vivir deben hacer pactos con los humanos. Los hay de muchas categorías. Pero también lo están los categoría especial por así decirlo, los cuales son aquellos que viven al servicio del inframundo, ellos son normalmente llamados Regularizadores. No tienen una categoría en sí y muchos son demonios naturalmente, aunque están las excepciones, como Pete.

Los Regularizadores están al servicio del inframundo, es decir que están al servicio del Rey que le paga con años de su propia eterna vida. Y en la mayoría de los casos, nadie excepto el mismo Rey saben a qué se dedican, y otros servicios son de dominio público, como la muerte.

En resumen, Techno debía morir para convertirse en su pareja. Que Kengkla conociera, en ese preciso instante habían dos Regularizadores para intervenir y traer a Techno: Su madre y Pete. Pete es un ex humano que había pasado por pruebas e increíblemente se había transformado en uno, algo muy poco común como el mismo hecho de que fuera la primer y única pareja de Ae.

—Ya lárguense —Le espetó moviendo su mano despreocupadamente—. Mañana llamaré a alguien para que me busque otro humano. No me dejaré estar esta vez ¿Contentos?

Can lo estuvo, pero las cejas elevadas de Tin se movieron para acompañar la mala mirada que le dirigió.

"Tin puede irse a la mierda", pensó Kengkla.

***

Al día siguiente, Kengkla buscó a su viejo amigo Type y le ofreció un año de su vida para que le buscara otra persona virgen que desee algo que no sea la muerte o sacrificio por nadie (ya que para esos deseos hay otros demonios disponibles).

Verán, si bien Type no es un Regularizador, ofrece un servicio, buscar una presa. Sus ojos se hicieron pequeños.

—¿Mujer u hombre?

—¿De verdad lo estás preguntando? —Kengkla aparentó estar molesto con la pregunta—. Lo que sea, pero que sea lindo o linda. Nada como la última vez.  




Nota: Así comienza la tercer parte. Y  así se revela una de las razones por las que Kengkla tampoco quiere traer a Techno, no es sencillo, Techno  debe morir. 

Gracias totales por leer. Amo sus comentarios, pero agradezco infinitamente también sus lecturas y estrellas <3

Pacto con un Demonio [Klano]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora