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[Pasado: hace 2 meses ]

Aquella incomodidad o extrañeza - No estoy segura de lo que fue - se había disipado al recostarnos en la sala mientras comíamos nuestro helado y se reproducía una película.

Al parecer mamá tardó más de lo pensando porque al empezar a bajar el sol, era la hora que ella no llegaba, no me preocupaba porque sabía que quizá se había encontrado con alguna amiga y la tarde se la pasaron en platicar. Papá ya había llegado y era el que se estaba encargando de la cena.

Aún existía esa sensación de quien me quería más entre ellos dos o sobre quien era el que me protegía más, pero a pesar de eso ya veía a mi papá un poco más relajado conviviendo con Aidan y era bueno porque no se creaban esos silencios o murmullos incómodos.

- ¿Y cuéntame, Aidan? ¿A ti te gusta cocinar?

- Si, aunque sólo lo hago cuando es necesario o me veo en la obligación de hacerlo por mi cuenta, pero por mientras solo observo a mi madre hacerlo y eso es todo... - frotó sus manos en sus piernas seguido de una sonrisa nerviosa.

- Entiendo... Eso es bueno, a ella no le agrada cocinar - me señaló con la cuchara - así que por lo menos ya encontró a alguien con quien no pasará hambre.

Todos reímos, yo un poco avergonzada y con ganas de que la tierra se tragase a mi papá pero de ahí en fuera, fue divertido verlos charlar de recetas y de que ingredientes secretos agregaban a las comidas para darles otro sazón.

Lo vi pararse de mi lado y se lavó las manos, tomó otra cuchara y empezaron a recrear platillos en lo que yo solo me recargaba con los codos en la mesa y mis manos en el mentón para ser quien calificaría.

Mi madre llegó con las bolsas entre sus manos escuchando probablemente las risas y los abucheos de la cocina, las puso en la mesa y la vi alegrarse por lo mismo que yo. Ver menos cortante a papá con Aidan y los platillos de arte que estaban haciendo.

Se montaron una semifinal de master chef, hicieron desde la entrada hasta el postre solo para seguir compitiendo, para que al final haya dicho que fue un empate porque quería que ganara mi papá por ser mi papá, pero también quería que ganara Aidan porque es la persona que me gusta. Así que para no crear polémicas, decidí que ganaran los dos.

Al terminar de cenar, Aidan tomó sus cosas y agradeció por las atenciones que le dimos, rogué para que esta vez fuera yo quien lo encaminara a su casa y tras pensarlo, ambos dijeron que si. Abrí la puerta con una sonrisa y empezamos a caminar en las calles alumbradas de mi vecindario; tomados de la mano y nuestros brazos rozándose, charlamos mirando las estrellas y señalamos las figuras que nuestra mente les tomaba sentido.

Al cruzar la calle del semáforo, algunas de las lámparas estaban en mantenimiento, por lo que en algunas partes del camino estaba completamente oscuro - Bien, de aquí quiero que ya regreses, linda - me frenó poniéndose enfrente de mi - Está oscuro y no me sentiría tranquilo si regresas sola por este tramo.

- No pasará nada, hay más lámparas funcionando - lo relajé - ¿O te da pena que te vean que vine a dejarte hasta la puerta de tu casa? - bromeé.

- No es eso, puedes venir a dejarme cuantas veces quisieras, no es un problema para mi - sonrió - Pero hazme caso y regresa, aquí te veré para asegurarme ahora de que tú si llegues bien - Iba a despedirse pero lo detuve de nuevo.

To The Lake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora