Killer (KimTaeHyung)

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-¡Claro que no! ¡Es ella! ¡Es una chica!

Cerré los ojos y respiré profundamente antes de soltar una sonrisa.

-Ya entiendo

-¿Qué entiendes?

-Tu y ella... están conspirando en mi contra

-¿En... tu contra?

-Ella me esta traicionando

-Taehyung, Claris no existe. Revise la lista de niños que estuvieron en el orfanato, si es de tu edad, estuvo junto contigo, en la lista no había ninguna niña llamada Claris

Di unos pasos atrás, la cabeza me daba vueltas, estaba confundido, enojado, desubicado.

Solo debo mantener la calma, Claris me ha engañado todo este tiempo y ha estado hablando con este hombre para ir en mi contra.

-Si -sonreí -le creo, detective, después me encargaré de ella, primero esta usted

Después me las arreglare con Claris, ahora necesito darme prisa con él, así que levanté el bate por encima de mi cabeza para darle un golpe.

-¡Alto! ¡Taehyung!

Me giré a ver quién me llamaba, la luz de la habitación que ellos habían encendido me ayudo.

El detective Oscar estaba parado en la puerta con un arma en las manos y detrás de él dos hombres vestidos de negro apuntándome igualmente con sus armas. Todo este tiempo, el idiota de Joe solo estaba haciendo tiempo para que Claris pudiera llamar a la policía, tiempo para atraparme. 

-Baja el bate, Taehyung

Eran tres contra uno, no puedo solo, así que me rendí, dejé mis manos arriba y solté el bate haciéndolo sonar contra el suelo.

-Las manos detrás de la cabeza y daté la vuelta

Dejé mis manos en mi cabeza y me di la vuelta lentamente, mirando con odio a Joe. Golpearon la parte trasera de mis rodillas haciéndome caer al suelo y después tomaron mis muñecas para esposarme por la espalda antes de volverme a levantar.

-¿Esta bien? Detective

Fue lo único que escuche de Oscar antes de que los otros dos hombres me sacaran de la habitación.

Caminamos por la casa hasta la puerta, las luces estaban encendidas y por las ventanas podían verse las luces azul y rojo de la policía, pero fue mas sorprendente cuando afuera de la casa, había 4 patrullas, con demasiados policías como para detener a una sola persona, demás de algunos vecinos chismosos y uno que otro tomando fotos, pero eran alejados por los policías.

Habían acordonado la zona alrededor de la casa para que esos metiches no se acercaran, pero aún así se amontonaron. Mis ojos los miraron y entre todos ellos, vi a Claris.

Me miraba con una maldita sonrisa burlona, se estaba burlando de mí, con sus brazos cruzados, detrás de todas esas personas.

Gane.

Fue lo que pude entender cuando hablo haciendo nada más que todo el coraje que tenía contra ella explotara.

Ella me traiciono, me puso uno trampa y había caído en todo su juego.

Me hice hacia atrás empujando a los hombres que me tenían para poderme soltar.

-¡Claris!

Corrí hacia las personas haciendo que muchos se asustaran y salieran corriendo, menos ella, ella disfrutaba verme de este modo y su sonrisa solo se hacia más grande.

Antes de poder llegar al cordón, varios policías me taclearon.

-¡Voy a matarte, Claris!

Ella solo me lanzó un beso, se dio la vuelta y comenzó a caminar por la calle, con las manos en los bolsillos de su pantalón.

Después de eso... todo mi proceso comenzó.

Todas las noticias hablando de mí, hablando de que yo había sido el culpable de la muerte de Joshua y de Austin, del intento de asesinato del detective de la policía, Joe O'Connor, me pusieron un apodo en las noticias, en los periódicos, en todos lados donde hablaban de mí, ya no era Taehyung, ahora era el asesino silencioso, no era el mejor nombre, pero no era como si me importara cómo me llamaban.

-Dime ¿Tuviste algún cómplice? -preguntó el abogado que el gobierno me había dado

-Sí

-¿Quién?

-Una chica, llamada Claris

-¿Dónde podemos encontrarla?

-No lo sé, solo me dijo que vivía en xxx

-¿No sabes en que casa?

-No -negué con la cabeza

La silla donde me tenían era de metal, la mesa igual, mis manos estaban esposadas encima de la mesa, la ropa de la prisión era de manga corta y de tela delgada, por eso estar sentado aquí con mis manos sobre esta mesa, me hacían temblar del frío.

-Mandaremos a alguien a buscarla -dijo al final

-Por favor

Después de que el abogado diera la petición de que alguien fuera a buscarla, continuo con las preguntas, las obvias ¿Por qué maté a Joshua? ¿Cómo lo hice? Con muchos detalles ¿Por qué maté a Austin? ¿Cómo lo hice? Y esas cosas.

Después de un tiempo de que ellos buscaran a Claris en la calle que les di, la investigación dio como resultado de que no había ninguna chica de mi edad viviendo en alguna casa de esa calle, ni una chica soltera, solo había familias, ancianos, hombres solteros, tampoco había ninguna persona con el nombre, ni con la descripción que les di, ni ahora, ni antes, ni nunca. Claris no existía.

¿Cómo es posible que ella no exista? Eso es mentira, ella es real, la toque, la escuche, olí su perfume, pase días con ella, nos fuimos de vacaciones.

Estaba volviéndome loco, sentía que todos estaban contra mí, tal vez Claris sea una persona importante y por eso no quieren admitir que ella estuvo conmigo, para cubrir sus crímenes y solo dejar a un culpable.

No sé qué pasaba, pero después de un tiempo, me hicieron un examen psicológico, realmente no sé si era rutinario, pero lo hicieron y creo que no tuve buenos resultados porque después de eso, después de algunos juicios, terminé en un manicomio.

Sé que alguien esta conspirando contra mí, no sé por qué, pero sé que lo hacen y voy a averiguarlo.

El uniforme del lugar era como la ropa de un hospital, pantalón y camisa larga de color azul claro, delgada pero caliente. Mi habitación, era pequeña, con una cama, una mesa de metal y una silla, una mesa a un lado de mi cama donde ponían todas las mañanas antes de despertarme un vaso de agua de plástico y un vasito con las pastillas que tenia que tomarme, una simple ventana con barrotes que daba a un lindo jardín que había aquí, mi habitación era de paredes azul claro con pisos blancos, por lo que la luz que entraba rebotaba e iluminaba muy bien el lugar. Llevaba aquí una semana, una semana en la que lo único que hacia era estar sentado en mi cama, a los pies de ella, mirando fijamente hacia la ventana, solían traerme la comida, tres veces al día.