LEONARDO

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                                                                Maratón 1/3

--Te veo…Demasiado feliz, ¿A que se debe?— La voz de Adrien se hace presente en la oficina haciéndome levantar la cabeza de todos los documentos que hay en el enorme escritorio

--¿No te enseñaron a saludar primero? —La sonrisa que se dibuja en su boca ya me hubiese hecho levantar para lanzarme a darle un puñetazo—. Es una pena que seas mi cuñado y no pueda darte un golpe sin tener problemas con Carlotta

--Ay qué lindo eres— Pone una de sus manos en su pecho, mientras hace un extraño gesto con su boca—, yo también te amo querido

--Imbécil— Murmuro, dejando de verlo para concentrarme en los documentos que debo tener firmados para que Tamara los envié a los inversionistas en Tokio

--¿Qué haces? Ese escritorio está peor que los desastres que hacen la pequeña Jessy y Carlotta juntas— Se burla mientras toma una botella de jugo de la nevera cerca al librero, solo espero que le cause un daño estomacal para que deje de soltar estupideces

--Trabajo, ¿Si sabes que es eso?—Levanto nuevamente mi mirada para verlo fruncir su ceño con una clara expresión de indignación para luego levantar su dedo corazón en señal de insulto. Uno que me vale una reverenda mierda.

--Eres un… desgraciado Leonardo Gabriel De Luca— Suelto una carcajada al escucharlo imitar a la llorona de mi hermana—¿Sabes? Aún no respondes mi pregunta, dime Leonardo de mi vida, ¿Qué o mejor quien te tiene tan feliz?

--Numero uno, deja de ponerme apodos estúpidos si no quieres ver mi puño impactar en tu rostro, y segundo ¿Acaso debe existir una razón para que sea feliz? —Respondo sin dejar de mirarlo

--Ya veo porque Carlotta no te soporta en ocasiones, eres un patán y eso me lastima—Limpia una lágrima invisible antes de volver a beber del contenido de la botella—. Pero hablando en serio, dime que te tiene de tan buen humor, soy tu cuñado, pero también tu mejor amigo.

Doy un fuerte resoplido, y colocando mis ojos en blanco ante su estresante insistencia me acomodo en mi silla poniendo mis codos en los apoyabrazos.

Si bien tiene razón al decir que es mi mejor amigo y casi mi hermano, no tengo porque contarle sobre lo que últimamente está pasando con mi pequeña. Pero si lo pienso mejor, en algún momento tendré que hablar de ello con la familia, y si entre más pronto lo hablo con alguien seguro cuando llegue ese momento de contarlo será algo más ligero.

Además, Adrien es de mi total confianza y estoy seguro de que no dirá nada porque si lo hace puede tener la certeza de que las pelotas le dejarán de existir.

--Mas te vale no abrir la boca Adrien, porque te aseguro que los nietos que deberás darle a mi madre nunca existirán si llego a enterarme de que dijiste algo, yo mismo me encargo de córtate las pelotas—Lo veo resoplar fuertemente para luego acomodar su cuerpo en la silla

--Que agresivo me saliste cariño… pero, te prometo que de mi boca no saldrá ni una sola palabra con respecto a esta conversación— Pone la mano derecha en su lado izquierdo justo donde queda ubicado el corazón, mientras su otra mano se encuentra levantada—. Ahora, ¡Cuéntame!

COMPLETAMENTE ABIERTA A TÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora