Comb The Hair

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—No lo vas a lograr.

Manic quería convencer a Scourge.

—¡Vamos! Al menos deja que lo intente —se quejó.

Su esposo suspiraba.

—Sabes que desde joven nunca los pude controlar —le recordó—. Además, ya me acostumbré a tenerlos siempre de este modo —le dijo muy tranquilo.

—Manic —lo siseo.

El susodicho no pudo evitar reírse de su amado esposo.

—Está bien, pero insisto en que siguen siendo rebeldes —se rindió—. ¡Tendrás que comprobarlo por ti mismo!

El verdoso se encontraba frente a su querido esposo. Durante muchos años Manic trató de encontrar alguna manera de despejar su frente de aquellos flequillos, más nunca fue posible. Siempre se le escapaban, no soportaban los sujetadores o se quebraban a los pocos minutos de tenerlos puestos.

Su esposo le pidió amablemente dejarlo intentar hacer algo al respecto. Tomó un cepillo para peinar aquellos flequillos rebeldes sobresalientes de la frente de Manic. El menor solo le veía con ternura, su rostro se mostraba tan concentrado en querer arreglar esos flecos. Los peinó por detrás, luego comenzó a trenzarlos y colocó algunos sujetadores un poco más grandes de lo que alguna vez usó.

—Señor Scourge, pero que dedicado se ve —bromeó cerrando los ojos y soltando una tierna risa. Adoraba el esfuerzo de su esposo; desde hace mucho tiempo que Scourge quería quitarle esos flequillos, pero era imposible que se quedaran quietos, hizo de todo hasta que por fin, encontró una manera de dejarlos quietos—. Pero que tierno es en querer consentir a su esposo —seguía bromeando.

—Siempre lo hago; pero mi esposo a veces es muy negativo —le contestó de la misma manera.

Manic sonrió.

—¿Señor Scourge cuánto más falta? —le preguntó pacientemente, las manos de su esposo eran tan delicadas; le permitían relajarse, casi dormirse.

—Un poco... —contestó de inmediato—. Solo quiero sujetar esta parte —le dijo halándole levemente—. ¡Creo que ya esta! —dejó de lado el cepillo junto con los sujetadores y se alejó para ver su creación.

Manic tomó un espejo que se encontraba a su costado y abrió la boca.

—Te ves hermoso —le mencionó Scourge.

Manic le vio confundido, sus ojos volvieron a ver su reflejo, se sintió apenado. Con pequeñas trenzas Scourge logró sujetar sus flecos, los alineó a los costados para terminar de esconderlos entre sus púas, simuló hacer una corona con las mismas.

—Además de robar autos... ¿Sabes trenzar? —comentó Manic entre risas—. ¡Oh querido esposo, cada día me sorprenden tus habilidades!

—La cárcel me enseñó muchas cosas —comentó rascándose el mentón con nervios—. Ahora ya no serán molestos tus flequillos.

Su esposo tocó aquellas delicadas trenzas.

—Apuesto que no —le abrazó suavemente—. ¿Podría mi amado hacerme piojito? Sus manos me relajan y quiero descansar.

—¡¿Y arruinar tu peinado?! —le preguntó alarmado.

—Podrás replicarlo las veces que quieras —le respondió estrujando su cara en su pecho—. Es que tus toques me relajan.

No tenía remedio, su esposo era un consentido. Se recostó sobre sus piernas y le cumplió su capricho.



Mas o menos, la imagen de las trenzas es la idea

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Scourganic Flufftober 2021 *Censurado*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora