Capitulo 1

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Ahí estaba mi estúpido novio, pegado con una chica tocando donde no debería y parecía que le gustaba más de lo que yo alguna vez lo hice

Tendría que sentirme triste, pero no era así, estaba furiosa, quería matarlo.

Ahora estaban comiendo de la boca del otro.

¿Debería dejar de verlos?

Me sentía mareada, el alcohol ya estaba haciendo sus efectos o probablemente era el enojo que estaba invadiendo mi cuerpo. Pero de un momento a otro ese sentimiento se convirtió en tristeza, porque teníamos una relación de cinco jodidos años, una maldita relación que comenzó en mi tiempo universitario y que esperaba que fuera para siempre.

Dejé a mi ex-prometido por seguirlo a él y estoy pagando eso de la misma manera que yo lo hice hace varios años.

Salí del bar hecha una furia, no me despedí de mis amigas. Necesitaba tomar aire.
En lugar de utilizar la entrada principal salí por la puerta trasera del establecimiento que casualmente daba al estacionamiento.

Sentía que estaba hiperventilando y llegó un momento donde juraría que miraba doble, intenté calmarme pensar con claridad y cuando por fin lo conseguí me detuve en su estúpido cacharro de dos ruedas.

Ahí estaba su reluciente motocicleta negra, tan pulcra y bien cuidada cómo siempre. Cuantos recuerdos, tan buenos momentos había pasado arriba de esa cosa, las lágrimas empezaron a salir de mis ojos sin que pudiera detenerlas. Algún efecto del alcohol tal vez.

No quería regresar a casa, porque sabía que lo volvería a a ver ahí, llegando con esa cínica sonrisa que me volvía loca. Cinco años de relación, de los cuales cuatro malditos años viviendo juntos. Preparándole la cena o poniéndole la mejor sonrisa que tenía cuando llegaba del trabajo para no fastidiarlo con mis problemas laborales. ¿Qué fue lo que hice mal?

Por supuesto que nada, el único culpable aquí es él.

Me recargué contra la pared y me deje caer, ahora mis piernas tocaban el suelo sucio del estacionamiento, no me importó. Me lavaría llegando a casa.

Las lágrimas nublaban mi vista y escuchaba mis sollozos lamentables mezclándose con el sonido de la música dentro de bar. Parpadeé un par de veces y limpié mi maquillaje corrido con la manga de mi suéter, volteé a mi derecha y mis ojos se posaron en una barra de metal que estaba tirada a un lado del bote a un costado mío.

Me estiré y lo tomé. Cómo pude me levanté y caminé directo a su ataúd con ruedas, los tacones no ayudaban mucho a mantener el equilibrio después de haber combinado Tequila con Dios sabe que otro tipo de alcohol.

Me acerqué hasta su motocicleta y bang, uno, dos, tres, cuatro dejé de contar después de diez.

Los brazos de dolían pero aún no me bastaba con eso, necesitaba más y más, quería dejar solo chatarra inservible, lo que é iba a sentir al ver su moto no se compara con lo que estoy sintiendo ahora mismo.

-¿Qué te hizo la pobre motocicleta?

Era la voz de un hombre, sin soltar la barra me di la vuelta, tal vez si intentaba algo le podía dar en la cabeza con ella.

Era un tipo de ojos color ámbar, con un tatuaje de tigre en el cuello y llevaba el cabello recogido en su moño. Él estaba encendiendo un cigarrillo y se le miraba que se estaba divirtiendo.

Al ver que no pensaba contestarle se adelantó a agregar algo más.

-Por lo que veo su dueño debió de hacerte algo terriblemente malo.- Exhaló el humo y volvió a calar del cigarro.

-¿Me vas a acusar?- Dije en tono desafiante, lo último que necesito es llamarle a mis ricos padres para que vayan a pagar mi fianza a la comisaria por haber destruido la moto de mi novio que desde un principio me dijeron que no era bueno para mi.

Debí hacerles caso.

-Mientras no le hagas nada a la mía no tengo por qué hacer algo así- Se encogió de hombros y volteó a ver a su espalda.

-¿Qué les pasa a los hombres y su estúpida obsesión con los vehículos de motor?- Pareciera que quieren más a esas cosas de lo que lo hacen con las novias que si son buenas para ellos.

-Tal vez es para compensar algo.

La puerta del bar se entreabrió dejando salir los sonidos de dentro. El chico me tomó de la muñeca y nos escondió detrás del contenedor de basura. Tiró su cigarrillo y apoyó su barbilla en mi hombro. Tomándose la libertad de invadir mi espacio personal.

-¿Qué haces pervertido?

-¡Shs!- Puso su mano en mi boca y me calló al instante.

Salió un grupo de personas, pero ahí no estaba Hanma, podía respirar tranquila. 

-Mejor vámonos antes de que salga el dueño del desastre de allá.

Me quitó la barra de metal y la echó dentro del contenedor, nos acercamos a su moto y nos subimos, me sostuve de la parte baja del asiento y cuando estuve lista arrancó fuera de ahí.

En primera no debí de subirme con un hombre que no conocía pero no sabía que otra cosa más hacer.

Nos alejamos un par de cuadras cuando se detuvo en una esquina y se giró hacia mi.

-¿Adónde quieres que te lleve?

No quería regresar a mi casa, tampoco con mi padres, ellos me amaban pero detestaban a Hanma y si llegaba cómo el desastre que soy me dirían te lo dije, no estaba para escuchar eso. Le di la dirección de mi mejor amiga Senju, sabía que podía llegar a la hora que fuera y sería bien recibida por ella.

No tardamos demasiado en llegar, él chico del tatuaje me ayudó a descender de su motocicleta, iba a resbalar he instintivamente me sostuve de sus hombros.

Otra vez me mareé y fue peor porque podía sentir la bilis subiendo por mi garganta.

-Muchas gracias por...- oh, oh aquí viene el vomito.

Me agaché para dejar salir todos los litros de alcohol que había ingerido esa noche, mezclado con la papás fritas que comí. Era una vista espectacular, espero y esto me sirva de lección para no beber más de la cuenta.

-Eso se ve mal- él me sostenía el cabello, parece ser un buen tipo. Y cuando creí que no podía humillarme más a mi misma  le salpiqué un poco sus zapatos.

-Lo siento- me disculpé pobremente, sabiendo que la resaca moral sería aún peor mañana temprano.

- Tranquila, con agua se quita.

La puerta de la casa de mi amiga se abrió y dejó ver una Senju en pijama y recién levantada. Tenía el cabello alborotado y sus ojos azules contrastaban con sus pequeñas ojeras.

-Mei- Corrió a mi lado y me ayudó a ponerme de pie -¿Estas bien?- yo asentí y me sostuve de ella, sintiéndome cómo una niña pequeña -gracias por traerla.

-No hay problema, ¿Quieres que te ayude a llevarla dentro?

-No, está bien, ya has hecho mucho y no pesa casi nada.

-Gracias por todo- Le dije al chico del tatuaje.

Ese debe de ser mi ángel guardián.

Dejaré que todo el alcohol salga de mi sangre y ya veré que hago con Hanma, no pienso dejar las cosas así. Lo amo muchísimo pero tampoco soy tan tonta cómo para perdonarle algo cómo eso.

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