La elegida

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Quitó la corona de su vista, el legado de Odin y blandiendo el mjolnir, se arrojó a la nada desde la ventana más alta, dejando caer una lluvia de cristales sobre los espectadores.

Estuvo flotando como un globo sin saber que hacer durante mucho rato y regresó cuando vio a Loki solo en el balcón del dormitorio que fuera de sus padres, encaramado a la baranda mirando hacia abajo, el gentío alegre por la asunción.

Se paró cerca y la muchedumbre lo vio, su nuevo rey. Lo aclamaron pensando que había salido a verlos a ellos. Pero él no estaba allí por ellos sino por él.

—¿Qué hiciste? ¿por qué te fuiste? Todos se quedaron allí como el montón de idiotas que son, escandalizados por tu huida... y en tu coronación.

—¿Y Padre?

—Casi se cae del atril cuando te lanzaste. Oh, Thor, no pude aguantar la risa. Me han mirado mal en la vida pero no tanto como hoy.

Thor inclinó su cabeza ante el público expectante y se volvió al otro.

—Estoy enojado.

Loki lo sabía, imaginaba que ya le habían dado la noticia, despues de todo él había sido el de la idea. Se lo confesó sin perder la sonrisa, acariciando el borde de sus capas, risueño. Que ideas más locas estaría tramando en su cabeza ahora, Thor quería saber.

—¿Por qué no me sorprende de tí, Loki? ¿Por qué haces estas cosas? Justamente ahora que tengo el poder de decidir sobre nuestras vidas, me obligas a elegir un camino que no quiero.

—Es más importante ahora reforzar tu autoridad que cualquier sentimiento egoísta que puedas mostrar... incluso por mí.

Se bajó Thor del barandal y acercose, inmenso todo él. Pero Loki no retrocedió. Sabía que no podía temerle, jamás. A cualquier otro, Thor podría romperle el cuello con un tronar de sus dedos pero se cortaría ambas manos antes de hacerle un mal a su Loki.

—No quiero volver, no me hallo cómodo entre esa gente.

—¿No te hallas? Oh que predicamento. Tus amigos son. Quizá alivies tu malestar con un poco de amor rudo antes de regresar.

Thor quería ir adentro y llevarlo con él, mentir a los otros que algo le dolía, la herida provocada en Midgard, que lo dejaran descansar, en este momento solo quería estar con Loki.

Loki miró adentro, fingiendo espanto.

—¿Qué quieres? ¿ultrajar la memoria de nuestros ancestros haciendolo en su lecho?

—Ese debería ser nuestro lecho, y allí debería hacerte el amor hasta el fin, a tí, Loki, no a una extraña. Una extraña, una intrusa en la familia, no.

—Basta, deja tu ruindad para después, tienes que regresar y terminar la ceremonia. Yo te lo ordeno.

—Si, mi rey.

Loki cerró los ojos, complacido. Amaba escucharlo decir eso como amaba ser el único que podía volverlo una masita suave y sin resistencia. Diablos, hizo un cálculo mental, miró afuera y adentro con disimulo y se decidió. Levantó su túnica hasta la cintura, Thor observó y bajó su pantalón pensando que iban a hacerlo sin más preámbulos pero el otro lo atajó y le hizo mirar con más detalle.

—Era una sorpresa para después pero intuyo que necesitas ahora un estímulo para mejorar tu humor.

Thor corrió la camisa de Loki y miró una pequeña marca, un tatuaje minúsculo sobre sus nalgas, perfectamente claro para sus propósitos.

Þórr

Gruñó molesto preguntándose quien había osado mirar, tocar y marcar la piel de su amante aunque fuera para dejar su maldito nombre allí. No sabía si había valido la pena pero Loki estaba esperando que su reacción fuera de absoluta felicidad así que la fingió. Era un regalo, un premio, un gesto excéntrico. Si alguien lo viera, murmurarían con malicia. Loki habría de cubrirlo por el resto de su vida dejandolo respirar solo en la intimidad y eso era triste.

.......

Loki podía verlo, las luces incandescentes, los fuegos artificiales. Alguien había autorizado que dieran inicio a la celebración en ausencia de Thor, que seguía auscultando con inusitado interés el tatuaje. Cuanto más frotaba y limpiaba con sus dedos y sus labios la tinta, más excitado se hallaba.

Escuchó la arenga de la multitud que desconocía lo que sucedía dentro de palacio y se envileció. Siguió marcando con el pulgar y el índice el tatuaje y luego bajó y hundió sus besos en su entrada. Las personas allá abajo gritaban su nombre pero él solo podía escuchar el suave jadeo de Loki, que mecía sus caderas al ritmo de los aplausos y de los instrumentos de la orquesta.

Thor lo hizo encaramarse otra vez, quería que abajo lo vieran, su rostro jovial a la multitud y separó sus piernas. Estaba caliente pero era culpa de Loki y su pequeño regalo pero también molesto porque iban a obligarlo a esconder su elección.

—Nos celebran, Loki —rodeó la cintura con sus brazos —Ellos te quieren para mí.

—Quieren que me lo hagas, Thor, que me vuelva tuyo. Hazlo. Complacelos. Al pueblo, lo que pida. Dales su reina, una corona, una boda y una familia real.

Rió su ocurrencia pero el Rey, no. Hizo sonar el cielo, una luz parpadeante y un rayo cayó lejos cuando entró en Loki humedecido. Había estado distraído la mayor parte del día, incluso ahora sus pensamientos perdíanse en la imposición del Consejo, pero cerca de Loki podía darse el gusto de ceder a sus instintos. Hablar como si no fueran hijos de Odin y coger como si no hubiera un mañana. Antes que la muchedumbre se callara ya había manchado a Loki, haciendo escurrir entre sus piernas el semen. Ahora podía reirse de él también pero sin detenerse. Lo inclinó aún más, Loki ya estaba un poco avergonzado por lo que la gente podía sospechar pero tampoco fingió que no la estaba pasando bien. Y siguió embistiendolo sin dejar de correrse ni maldecir ni tocar el cuerpo de su amante toda aquella noche sin importarle nada más.

One shots thorkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora