Coronación

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Esta noche es la coronación de Thor, a partir de entonces será la guerra. Que horror, de jotun me veo horrible, el azul de mi piel no combina con el verde. No quiero que me vean así, no.

Provocará la guerra porque él odia a los jotun, su padre nos ha invitado a presenciar la ceremonia pero estoy seguro que en el primer momento que él disponga, me tomará de rehen sin importarle más. Mi padre lo sabe, por eso me ha enviado a mi, su hijo no deseado, sin ninguna comitiva, a enfrentarme solo a estos bárbaros.

Quizá me cocinen vivo, he escuchado esas leyendas, la carne jotun les parece tierna, para ellos somos animales sin sentimientos, somos una forma grotesca de vida, una deformidad asquerosa que no merece piedad. Caeré entonces, quizá mis lágrimas sazonen su alimento. Disfrutarán viendome morir lentamente.

Desde muy temprano se oye la música, nadie ha venido a presentarse ante mí, solo un grupo de sirvientes se ha atrevido a entrar, trajeron una bandeja con carne cruda y agua turbia y se alejaron prestos de mí.

No tengo hambre, el atardecer me halla condenado por mis nervios, recién entonces vienen, quieren arrastrarme para contemplarlo, la ascensión al trono de mi enemigo. No sé cómo me pongo de pie y voy detrás, si hubiera aprendido a rogar en mis libros, ya lo habría hecho.

Es demasiado. La corte entera se halla aquí, mujeres y hombres en apariencia perfectos, los principes vanir, elfos de luz...

Thor aparece y es aclamado. Entonces se escucha solo el vitoreo de su gente.

Su sonrisa es hipnótica, su aspecto tosco le imprime cierta fealdad, es un aesir después de todo, su piel tiene una tonalidad casi pálida, enfermiza.

Se postra ante su rey, Odin que se marcha y jura y jura y perjura que solo buscará el bien, que usará la sabiduría de Bohr y la nobleza de su padre, que protegerá con su vida y más y honrará a los mundos que depositen en él, su fe.

Odin lo cubre con su manto y le entrega el gungnir y todo lo que hace es moverse a un lado y dejar que el nuevo rey tome su lugar. Entonces es el turno de los invitados en ser presentados ante él, uno a uno y él los observa, ahora seriamente en actitud dominante.

Todos parecen temerle, ahora él es el protector de los nueve mundos pero la fama de su impulsividad es muy grande, tanta que me cohibe.

Uno a uno los embajadores de los otros mundos son ante él presentados y luego de un intercambio banal de palabras, son despachados conforme entregan sus regalos. Ellos forman comitivas impresionantes, desfilan ante el público conmovido por la majestuosidad y elegancia de los extranjeros y hacen sonar sus orquestas. Su música es apabullante, una más escandalosa y emotiva que la otra. Y los obsequios que depositan a los pies del tronador son magníficos. Armas como parecen ser sus favoritas, estatuas de oro, objetos de colección de incalculable valor, hasta mano de obra esclava.

Ahí me veo yo, encadenado y obligado a servirlos por lo que me quede de vida, un fin menos loable que simplemente perecer en sus manos.

¿Por qué, vamos, por qué soy el último en ser presentado? La humillación de encontrarme solo representando a Jotunheim sin más ofrendas que esta pequeña caja de madera (ni siquiera una piedra preciosa ostenta), sin música que acompañe mi solitario andar, sin nadie que me descubra como parte de la realeza de mi pueblo. El rey tronador se inquieta, debe estar apurado por terminar este acto ridículo de sumisión, me apresuro en llegar hasta él, no puedo evitar temerle, de rodillas ante él sin siquiera mirarlo a los ojos, hago entrega de nuestro obsequio. Ni siquiera puedo esperar que lo abra o lo arroje en medio del resto de los ostentosos presentes, me pongo de pie y me alejo lo más posible, hasta la otra punta del salón, casi mezclándome entre la plebe. Esta celebración, calculo, durará una semana. Si lograra escabullirme hasta el Bifrost podría huir antes de que alguien se percatara de mi ausencia.

Mis planes de supervivencia se vuelven polvo cuando la mano férrea de un guardia sujeta con imprudencia mi brazo. Él quiere regresarme de nuevo al frente, el rey lo ha mandado, exige mi presencia allí. Este es mi fin, no sé qué objeto mi padre ha guardado en la caja que tan molesto pudo haber puesto a Thor. Regreso entonces, mi cuerpo casi se desploma un par de veces, él me aterra, estoy cerca de mi muerte, lo sé.

.............

- Madre, él está aquí.

- Si, Laufey lo mandó solo, una jugada muy  sucia de parte suya. Sabes que detestaría hacerte un homenaje. ¿Qué te parece? ¿Sigues interesado?

- Ha terminado de crecer, ya está en edad. Cuando lo vi aquella vez, lo supe.

- ¿Qué obsequio te entregó?

- Un mensaje de Laufey, él otorga su mano si aún estoy interesado pero debo cortejarlo para ganarlo, los jotun tienen derecho a decidir a quien consagrarse. Él puede concebir, lo ha dotado de todos los conocimientos para ser cónyuge de un rey y extiende una invitación para visitarlo todos los días que precise hasta que acepte que me una a él.

- ¿Dónde está ahora?

- ¡Fandral! Busca al príncipe Loki Laufeyson de Jotunheim y traelo ante mi.

- ¡Fandral! Busca al príncipe Loki Laufeyson de Jotunheim y traelo ante mi

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One shots thorkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora