Secreto en la montaña

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El extraño sonrió satisfecho del miedo causado. Sif y Sigyn se metieron dentro de la casa, buscando con qué defenderse y se apostaron detrás de la puerta, mirando al grandote a través de los agujeros.

-Loki vendrá pronto y lo matará -se confió Sif.

Y esperaron.

Loki apareció después del mediodía con los peces envueltos en la red y se detuvo a la distancia al ver al hombre sentado sobre su piedra. Pensó fríamente en un cazador solitario, que ya había matado a las mujeres y lo esperaba a él. Soltó los peces, sacó los cuchillos de su bolso y se acercó corriendo dispuesto a darle puñaladas en toda la cara.

Sif lo vio y comenzó a gritar antes que ocurriera una tragedia.

-¡Loki, no! ¡Hablen primero!

La voz de la razón. Loki detuvo la marcha y observó mejor la situación, junto al forastero, a sus pies, yacía un venado recién cazado, fresco aún. El hombre se volvió a mirarlo con el hacha y se puso de pie lejos también.
Sopesandolo.

-¿Hablas asgardiano?

-Hablo.

-Esta es mi casa y soy Loki. Esas mujeres son mías, no las toques.

-No las toco.

-Dame el venado y dime tu nombre.

-Thor -respondió, riendose, pero no le dio el venado -Quiero algo a cambio.

Él quería quedarse.

Él se quedó.

[...]

Después de un tiempo, cuando Sif hubo bajado la guardia llevó a Loki lejos y le habló. Ella era buena hablando y Loki sabía que tenía que escucharla porque rara vez se equivocaba. Bueno, nunca.

-Sé que yo llegué después y no debiera tener el derecho pero estoy a punto de darte un hijo y Sigyn, no. Llevala con Thor, que se vayan a vivir en la casa que abandonamos. Yo la puedo limpiar. Así ustedes no tendrán que pelear y nos llevaremos bien.

Loki asintió y lo hizo. Sigyn se fue llorando, a Thor no podía importarle mucho pero igual se portó bien. Era igual que Loki, el mismo carácter sombrio y dificil. Pronto hicieron buenas migas y ambas mujeres se perdonaron y empezaron a invitarse a comer, haciendo sociedad como si el mundo no se hubiera acabado antes que se conocieran.

A menudo, Thor y Loki solían ir de caza juntos y celebraban alguna hazaña bebiendo hidromiel que Thor sabía preparar muy bien. Terminaban bailando y riendose junto a la fogata, haciendo bromas pesadas al otro y retandose a duelo. Cuando regresaban a casa empero se quedaban muy callados como si no hubiera nada que contar.

A veces, se tenían que ir más lejos y pasaban varios días sin regresar, lo cual era peligroso. Después de que el hijo de Loki nació, él sentíase culpable de no estar allí cuidandolos. Thor lo consolaba de su sufrimiento, le decía que él no era mal padre, muy bueno en realidad y que le gustaría ser como él. Loki comenzó a sentirse pequeño a comparación de Thor, pero grande cuando éste lo tocaba, tenía fantasías que quería borrar al regresar a casa pero estas eran cada vez más recurrentes, incluso cuando lo tenía cerca.

Él pensaba que se estaba volviendo loco pero no quería decir nada y espantarlo. Él no quería eso.

[...]

Thor no era inmune a sus encantos. Después del primer beso robado le echó la culpa al alcohol y después del segundo, al calor del verano. Él no sabía bien a quien culpar pero al notar que Loki no se resistió, comenzó a invadirle un deseo irrefrenable de coger y Sigyn no estaba cerca. Se quitó lo que le quedaba de ropa y comenzó a masturbarse detrás de un árbol, cayendo y levantándose varias veces. Loki se rió de él, con él, le dio otro trago a la botella, la rompió contra las piedras, lo besó con la boca abierta y se la chupó. Thor se quedó embobado mirandolo pero no dejó que alcanzara el orgasmo, lo levantó con los brazos fornidos que Loki amaba rozar, y echandolo sobre la hierba, le quitó la ropa y lo tomó.

A la mañana siguiente, todos los huesos de Loki parecían molidos y Thor lo tuvo que ayudar a volver a casa.

[...]

One shots thorkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora