Pasados los días Diana y yo quedamos unas cuantas veces más, esto hizo conllevó a que se me siguiera olvidando el objetivo real que tenían o debía cumplir, además la confianza entre nosotros fue creciendo, yo sentía que ella estaba cómoda conmigo, siempre sonría de forma maravillosa, eso me llenaba de alegría, por un momento en mi vida mi faceta de asesino sin piedad fue quedando apartada para dejar paso a las emociones, estaba cambiando.
En una de las ocasiones, recuerdo que me arreglé bastante para lo acostumbrado, me quité mi equipo de asesino, por un momento fue como si me quitara un gran peso de encima, fue extraño, pero no le di mucha importancia, me duché, me puse una colonia de buena marca, me ajusté una camisa de aspecto juvenil, una chaqueta elegante negra, unos pantalones vaqueros recién comprados, unos zapatos bien limpios que casi nunca me los había puesto, me parecían incómodos para realizar mis malas artes, me peiné, me puse un tupé, mi pelo brillaba para gusto mío, me miré en el espejo y me sentía orgulloso de mi mismo, era como dije una sensación extraña.
—Vaya— abrió la puerta Johnson, que al contrario de mí el vestía algo muy sencillo para estar en casa— no sabía que ahora hacías de modelo para Giorgio Armani— en tono burlesco lo dijo.
—Calla, que tengo una cita con Diana, tengo que estar preparado para la ocasión amigo mío.
—Eres todo un galán compañero, pero cuidado, revisa todo, no vayas a ir con la bragueta abierta de par en par.
—Que gracioso eres a veces.
—Yo siempre.
—Bueno, creo que me voy ¿Qué harás tú?— salimos del baño juntos, el miraba atentamente un periódico.
—No sé, ver la televisión y poco más, a lo mejor llamo a una prostituta, quizás he dicho, no me vayas a tomar por un pervertido y necesitado.
—No te preocupes, chao amigo, estate atento colega— dije mientras abría la puerta de la casa y desaparecía poco a poco por el pasillo que daba paso a la salida, salí a la calle, parecía que me iba a comer el mundo, caminé hacía el lugar de la cita, allí estaba, preciosa, celestial, no le perdía detalle, nunca había visto mujer tan elegante, nos saludamos con unos besos en las mejillas, y empezamos a charlar.
Quitando y yendo a lo que me importa cortaros, sucedía que estábamos sentados y hablando de forma muy dulce de variados temas, en ello me preguntó:
—¿Puedo contarte algo cariño?
—Por supuesto— le contesté poniéndole bien el pelo con un gesto muy cariñoso.
—Se rumorea que me quieren matar una secta de asesinos— me quedé helado, mis nervios se empezaron a manifestar con cada vez más clamor, algo muy poco frecuente en mí persona— ¿Me prometes que me protegerás?
Tardando unos segundos en elegir la respuesta correcta le dije que sí mientras le agarraba la mano con afecto notable, ella sonrió, entonces nos levantábamos, caminamos hacia su casa, era tarde y empezaba a hacer frío, la brisa era desagradable.
En lo que llegábamos a su vivienda, me percaté de que algo muy extraño se asomaba en una de las azoteas de las viviendas del edificio de enfrente, parecía ser un arma, pero no pude confirmarlo al cien por cien porque justamente se escondió, un presentimiento no muy esperanzador me llegó a la cabeza, y me impidió pensar en otra cosa, me despedí de ella, me preguntó si me pasaba algo, a lo que respondí con un no suave, entró en su edificio, se cerró la puerta del portal.
Saqué un pequeño dron de uno de mis bolsillos, y si, había traído mis armas, eso nunca me podía faltar, activé el dispositivo, llamé a Johnson, me lo cogió rápidamente.
—¿Qué ocurre Duvan?
—Te envió las coordenadas de mi dron, quiero que mires lo que hay en la azotea del edificio de enfrente de donde vive Diana, rápido por favor.
—Allá voy colega, déjame ver— se oyeron sus manos teclear, sus típicos silbidos para relajarse, más tecleo— Duvan — dijo en tono preocupante.
—¿Pasa algo?— el nerviosismo me invadía cada vez más, volví a hacerle la pregunta, a lo que él me contestó con un sí muy poco seguro— ¿El qué?
Se hizo un largo y tenso silencio.
—Vete de ahí, pero no te vayas lejos, yo voy para allá rápido y te lo contaré.
—De acuerdo.— colgamos ambos.
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El arte de matar y de amar II (ORIGINAL)
Action"Para mi matar es algo placentero y me resulta algo totalmente normal, no tengo piedad de nadie porque a todos los que asesino se lo merecen, la muerte es mi forma de expresar mis sentimientos y de ganarme la vida..." Estos son los pensamientos d...