Capitulo 25

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Entre al baño me pegué una buena ducha. Cuando terminé me fui a afeitar. Entró Johnson.

—¿Lo habéis hecho?—preguntó.

—¿El qué?—dije yo incrédulo.

—Antes os oí gritar y reír, desde fuera parecía que lo estabais haciendo

—Mal pensado, le estaba haciendo cosquillas—contesté para aclararle las cosas

—Ah vale entonces no hubo nada pues pensaba que estabais haciendo el amor

—No, puto pelo que no se quita—cambié de tema.

—No serás tú que no te sabes afeitar—contestó él burlándose.

—¿Qué dices? Si se hacerlo

—Pones una cara de bobo cuando te afeitas—siguió riéndose.

—Me estás llamando estúpido en la cara, eso no me lo esperaba de ti

Nos reímos y seguí a lo mío. Me puse una camisa, una chaqueta negra como si fuera de motero y un pantalón azul marino.

—¿Qué vas a hacer tú?—le pregunté a Johnson.

—Si Karen quiere vamos al cine

—Vaya te la quieres llevar— dije riéndome.

—No solo quiero ir a ver una peli

—Sí y yo soy rubio con ojos azules—dije irónicamente.

—Pues ahora que lo dices no me he dado cuenta.

Salí de la habitación y toqué en la puerta del baño donde estaba Diana.

—Te espero en el salón—le dije.

Solo tuve que esperar un minuto.

Estaba fascinante, con un traje largo, negro y con escote. Un cinturón plateado en la cintura. Un collar de perlas pequeño acompañado de unos pendientes blancos. La cogí de la mano.

—¿Qué te parece?— preguntó ella con una sonrisa.

—No tengo palabras para decirte cómo estás de bella—dije yo.

Le dije a Johnson que me iba. Fuimos a un restaurante de un amigo de mi padre. No vi al amigo pero me dio igual. Lo que me importaba era Diana. Os voy a resumir la cena, hablamos de todo y comimos perfectamente. Cuando terminamos le pregunté algo.

—¿Quieres ir a la playa?

—No puedo tengo un vestido

—Vamos ¿No has querido alguna vez ir contra las reglas?

—Si a veces— contestó ella.

—Pues deja a un lado el vestido y vámonos

Salimos del restaurante y fuimos a una playa cercana. La cogí con las manos y corrí así por toda la playa. Hasta que me caí adrede. La sensación era increíble, estaba con Diana y el aire del mar era agradable. Nos sentamos uno al lado del otro. Ella apoyó su cabeza en mi hombro.

—Duvan ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Claro

—¿Por qué te complicas la vida por mí?

—No sé, pensé que eras inocente de lo que hacía tu padre y me enamoré de ti

—Es un gran detalle

—Además tú hiciste que recapacitara sobre mi vida, no está bien matar a gente que es inocente

—La verdad eres valiente

—Ya

Nos quedamos mirando el horizonte un buen rato, el sol en su máximo esplendor. Volvimos a casa a las doce de la noche.

El arte de matar y de amar II (ORIGINAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora