Si, mi rey

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Caminábamos por el jardín, lleno de rosas con espinas, árboles de manzana y frutos de cualquiera que pudiese imaginar.

—Eres un ángel tan bello que no puedo creerlo.

—Gracias mi rey.

—Me vuelves loco cada que me dices así.

No lo hacía de forma intencional, solo no sabía cómo llamarlo y fue lo primero que se me ocurrió.

—Eres bellísima tal cual musa— volteo hacia mi quedando de frente —me encantas Sol.

Sus manos recorrieron por mis brazos terminando en mi mentón, el me miraba fijamente mientras se acercaba poco a poco a mi.

—¿Es muy temprano para interrumpir?— la voz del principe me salvó.

—Bastante— contesto el rey molesto.

—¿No te parece que ella es muy joven para tí?.

—Es algo que no te importa.

—Me importa bastante.

—Sol, entra al palacio, tengo que hablar seriamente con mi hijo.

Asentí y me fui corriendo topandome en la entrada con Raquel.

—¿Pasa algo pequeña?— pregunto algo preocupada.

—Tengo el presentimiento de que el príncipe me odiara a muerte.

☁️☁️☁️

Las cosas dentro de este lugar eran tan simples que mi día se redujo en estar en los jardines.

De momentos me quedé junto a Raquel para que no hubiera ningún inconveniente.

Al anocher me dirigía hacia mi habitación, pensando en que había sobrevivido un día más aquí.

Me sentía observada caminando por el pasillo y justo llegar a mi habitación algo me empujó contra la pared, ví el rostro del monarca frente al mío.

—Te veias muy hermosa en los jardines, te ví hoy.

—¿Me estuvo cuidando?.

—Todo el día.

Me asustaba el hecho de pensar que el monarca se la paso todo el día analizando cada actividad que tenia, era aterrador, un acosador sin duda.

Sus manos bajaron a mi cintura sujetandome contra la pared.

—Te deseo tanto.

Su boca se acercó a mi cuello y yo di un brinco al sentir su aliento.

Comenzó a bajar su mano a mi entre pierna alzando mi vestido poco a poco.

—¡AFTIEL!— grito la que pareció ser Lilith

—Mierda— susurro —Ya voy preciosa.

Me soltó no sin antes besarme, los besos del ángel sabían agrio, era invasivo y violento.

—Hasta mañana solecito.

Me apresure a entrar a mi habitación, mi corazón estaba agitado por el encuentro tan inesperado y desagradable con el rey.

—¿Por qué tan agitada solecito?.

El Sol Del Edén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora