Judas

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Habían pasado un par de noches desde el atentado que planeó Judas, todo estaba bastante tranquilo por aquí, aunque Afkiel había hecho demasiados cambios y su actitud estaba siendo algo preocupante.

Desde el funeral, la mirada de Afkiel se oscureció, de vez en cuando una sonrisa llenaba su rostro, lo que me hacía sentir que algo tétrico estaba pasando por su cabeza.

Aún no me acostumbraba al dormir en la habitación de su madre, que a sus órdenes, ahora debería ser mía.

—Sol, siempre has sido demasiado mala para comer.

—No siento hambre Raquel, a demás es muy tarde para dar una comida tan pesada.

—Me encargo mucho el joven Afkiel que comieras bien.

—¿Encargarte?— pregunté confundida —¿Dónde está él?.

—Salio a observar el Edén desde los cielos, quiere ver por dónde es que entraron esos humanos.

Antes de que pudiera hablar, escuché a las demás chicas entrar a la cocina, acompañadas de Lilith.

—Oh, aquí estás.

—Buenas noches Lilith.

La mujer paso cerca de donde yo estaba, cuando estaba junto a mi derramó mi vaso con agua sobre mí.

—Ups.

—¿Qué te pasa, idiota?— grité.

—¿Qué vas a hacer? No está el desquiciado de tu novio para defenderte.

Las demás chicas se rieron, lo que hizo que me molestará más y explotará.

—¿Saben lo que más me pesa de la muerte de Aftiel?— pregunté —¡NO HABER MATADO A SUS MALDITAS DAMAS!

Raquel se sorprendió con mis palabras, hasta yo misma me sorprendí de mi reacción, tantas cosas en mi mente no me hacían razonar, a demás era imposible tomando en cuenta a Lilith.

Gruñí molesta y me levanté, me fuí de forma rápida al jardín, sentía demasiada irá en mí.

No podía controlar la situación en donde estaba, sin embargo se que yo apunte a este lugar en donde estoy en el presente, gracias a mis malas decisiones quizá.

—¡Sol!— escuché desde los cielos —No deberías estar aquí ahora, es peligroso.

Vi como el ángel aterrizaba del cielo, doblando sus alas para mantenerlas listas antes de ser desplegarlas de nuevo.

—No quiero estar adentro.

—¿Se puede saber porque mi astro favorito no quiere entrar a la casa?— preguntó sarcástico.

—No has corrido a las malditas mujeres que cogían con tu padre.

—Perras, quieres decirles así pero te niegas porque lo ves moralmente incorrecto.

—Me importa un carajo Afkiel, quiero que se larguen.

—Ya veremos.

—No es un "ya veremos", son ellas o me largo yo— contesté molesta.

Se que Afkiel me juzgo con la mirada, y probablemente quería contestarme algo, pero con la sorpresa de mis palabras, simplemente lo evito.

Yo lo miraba con furia y para ser honesta, si me ponía a pensar en que era lo que me molestaba realmente, no lo sabría.

No sabría si lo que en realidad me molestaba era Lilith, vivir aquí o que me estoy enamorando de Afkiel.

Seguí esperando una respuesta que nunca llego, así que decidí irme de una maldita vez y dormir tranquilamente en mi habitación.

El Sol Del Edén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora