La guerra

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-AFKIEL- Un grito del monarca inundó el silencio de la habitación del Ángel.

El monarca tocaba la puerta desesperado.

-AFKIEL SE INFILTRARON AL EDÉN, TENEMOS QUE HACER ALGO

-Tengo que ir, quédate aquí.

Afkiel se vistió rápido y salió de prisa, hice caso omiso a su petición y salí tras el, pude ver en una de las ventanas como salía junto al monarca por una de las terrazas.

Un movimiento rápido y en un parpadeo pude ver sus alas salir a la luz, blancas como la nieve y hermosas a simple vista, se veían suaves y brillantes.

Vi como avionetas volaban por la noche y disparaban al palacio, Lilith corría junto a las otras chicas hacia el sótano donde se refugiaran durante el resto de la noche.

Me encontraba corriendo por los pasillos, observando por las ventanas, no quería perderme de ningún momento de la batalla, era increíble ver a mi raza actuar así.

-¡SUJETENLA!- grito un chico al verme correr por el lugar.

-¡NO, ASMODEO, ASMODEO, ASMODEO...- taparon mi boca antes de que lo pudiera pedir ayudar.

Trata de safarme de sus manos, sin embargo alguien me detuvo de la pierna para que un tercer hombre se encargara de inyectarse una sustancia extraña.

De pronto todo comenzó a ser menos visible y un tanto borroso, hasta que se volvió negro.

☁️☁️☁️

-No lo entiendo, la registre toda y no tiene alas.

-Debiste revisar mal, déjame hacerlo yo.

Sentí el frío de una mano cubierta con un guante recorrer mi espalda desnuda, pasando con fuerza en el omóplato derecho.

-No, no hay alas aquí.

Me voltearon del golpe al notar que había despertado.

-Dinos que eres y que haces aquí.

-Soy...soy como tú y estoy sobreviviendo.

-¿Una mortal? ¿Qué mierda haces viviendo en el Edén?

No respondí, otro chico de cabellos negros y cicatriz en su ojo izquierdo se acercó a mí de forma inmediata.

-Dime tu nombre y cuanto llevas viviendo en el Edén.

-Me llamo Sol, un par de semanas a lo mucho.

-Dime, Sol del Edén ¿Cómo llegaste aquí?.

-Me rescataron, me hicieron pasar por una dama del monarca y yo, solo estoy sobreviviendo.

-No deberíamos creerle- dijo el primer chico que me interrogó.

-¡CÁLLATE! YO DECIDO ESO Y LE CREÓ.

-Saquenme de aquí- rogué.

-No mi pequeña Sol, no saldrás de aquí viva...a menos que...

-Dime, lo que sea...

-Nos des información.

-¿Qué clase de información? Solo soy una dama de compañía.

-Cualquier cosa que puedas saber, vendré aquí en dos días y más te vale tener información o si no, te mato.

Las amenazas del chico sonaban reales, ¿Traicionar a los angeles que me dieron casa por el humano que quiere matarme? Que decisión tan difícil.

-Acepto, pero suéltame y vayanse ahora.

El chico me sonrió de lado y salió por la ventana.

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El Sol Del Edén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora