Disputa

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Afkiel.

Me encontraba molesto, mi padre siempre ha sido un tirano pero jamás creí que pudiera dañar a Sol.

Por otra parte, Raquel me hizo pensar en que otro hombre podría estar interesado en Sol, y la respuesta que pensé no me agrado en lo absoluto.

Tenía demasiadas tareas pendientes y con esto la lista se volvía cada vez más grande.

-¿Y tú padre?

-¿Sientes la necesidad de hincarte ante él, Lilith?

-Jaja, eres muy gracioso mocoso, o ¿Debería decirte hijo? Pronto seré la nueva esposa del monarca.

-¿Cómo lo fuiste de Adán?, Dejate de estupideces.

Deje a Lilith por los pasillos apresurando salir al jardín.

La noche cubría las flores con el brillo de la luna y hacia que estás bailarán gracias al viento del lugar.

El jardín del Edén, famoso por su historia, pero solo era eso, un cuento más.

Mi madre había cuidado a los jardines más que a nada en este mundo, una jardinera celestial por naturaleza, pudiéramos llamarle la Hera del Edén.

Las cosas serían totalmente diferentes si ella viviera, amaba a los humanos, los entendía, cuido de Eva cuando Dios la desterró.

Ahora los humanos creen que Dios no existe, más equivocados no podrían estar, el existe, pero la soberbia lo hizo pecar llegando a tener más grande el Ego que es mismísimo Lucifer.

Esa parte de la historia me conmueve, digna de una historia trágica, tan espantosa que no podría ser contada en la biblia.

De igual forma, me preocupaba perder la guerra, somos seres angelicales no científicos, la divinidad nos da poder pero ¿Será suficiente?

-¡Ouch!- grite al darme cuenta que mi mano se espino con un arbusto.

Voltee hacía delante y me tope con un plantío de Adelfas, o como yo solía llamarlas "Laurel Rosa" en honor a mi madre que era un Ángel hermoso de mejillas rosadas llamada Laurel.

Al ver las flores rosas detalladas en rojo, recordé que son sumamente mortales, la flor más venenosa del Edén y de la tierra.

-¿Quién diría que tú me darías la respuesta, mamá?- dije mirando a las nubes que tapaban la luna poco a poco.

☁️☁️☁️

-Llegas tarde Afkiel.

-Me disculpo por mi falta, querido padre- dije mientras me sentaba en la mesa -Espero nuestros invitados no se hayan sentido ofendidos.

-Para nada jóven Afkiel, agradecemos su presencia y la invitación.

Lucifer, siempre tan educado.

-Disculpe señor Monarca, ¿Y la querida Sol? ¿No estará acompañándonos está noche?- Preguntó Asmodeo.

-Me temo que no, ella se encuentra indispuesta.

-¿Le ha pasado algo malo?

La insistencia de Asmodeo por saber de Sol comenzaba a irritarme.

-Honestamente no lo sé, ella es delicada como una flor, cualquier cosa pudo pasarle.

-No me jodas Aftiel.

-¡¿QUÉ DIJISTE?!- Preguntó mi padre a gritos.

-Ten los pantalones para decir la verdad, te aseguro que el príncipe Asmodeo querrá escucharte, después de todo el representa la lujuria.

El Sol Del Edén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora