Vania Isabel
Dice que esa es la muy mala, ¿cómo puede ser eso peor que la historia de un par de cicatrices?
—Luz de luna…Es un apodo que yo te puse.
—¿Es una clase de insulto? —pregunto con terror.
—No, no. No es nada de eso. — La cara de Răzvan se pone colorada.
¿Está sintiendo vergüenza?
—Es solo que —se interrumpe y se lleva las manos a la cara, las pasa por su pelo y lo alborota con un hilo de desesperación en el rostro—. No debí ofrecerte eso como regalo.
Admite, pero algo en su reacción me hace pensar que el trasfondo debe ser muy interesante.
—Es muy tarde para retractarte. Tienes que decírmelo —emite un par de gruñidos y se aferra a la pared de metal del nido con ambas manos.
—¡Bien! —Se da la vuelta, dándome la espalda deliberadamente.
—¿Eso es necesario?
—¡Sí!
—De acuerdo. —Que bien que se dé la vuelta, así no puede ver lo divertida que me pone verlo así.
—Ese apodo te lo puse porque...Porque…
—¡Solo dilo!
—¡Porque tu piel desnuda brilla como luz de luna!
Levanto una mano y abro los dedos para comprobarlo. Hay luna menguante, no hay suficiente brillo para saber si es verdad o no. Además, no soy tan blanca.
—¿Eso es todo? ¿Por eso tanto alboroto, Răzvan? —Gira levemente su rostro, las puntas de sus orejas están todas rojas, y sus ojos entrecerrados son a producto de una evidente vergüenza. Entonces capto una parte de la frase—. ¿Dijiste desnuda? —Vuelve a girar su cabeza y resopla.
Un par de recuerdos que trate de ocultar saltan de pronto en mi cabeza. Contacto piel con piel, besos húmedos, el sonido embriagante de suspiros y jadeos. Entonces lo entiendo y la misma vergüenza que lo sacude a él, me ataca y siento el calor en mi cara encenderse con bastante fuerza.
—Ah…—exclamo—. Ya entiendo.
Ambos carraspeamos al mismo tiempo y evitamos mirarnos.
—¿Qué hay de las cicatrices? —pregunto solo para tratar de sepultar de nuevo esos recuerdos y la tensión que se creo entre ambos. No voy a mentirme a mí misma y pretender que su confesión no causo más que una tensión sexual que no me asaltaba en un tiempo.
—Me las hizo Valeska —¿Valeska? Ese es un nombre que no había escuchado antes—. ¿No la recuerdas?
—No.
Pasan un par de segundos y entonces se da la vuelta con lentitud —Valeska era la hija de Vikram.
¿Era?
—¿Qué ocurrió?
—Antes que nada, todo lo que paso no fue tu culpa. No hiciste nada malo. —Asiento una vez—. Conocimos a Valeska en uno de nuestros viajes en Europa. Ella era como yo, una hija de la noche. Dijo estar recorriendo el mundo por su cuenta, para conocer y aprender de los humanos.
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MI LOBA DE PRIMAVERA
FantasyLa hija menor de Dante y Annie tiene un secreto poco peculiar, uno que la pone contra la espada y la pared. Familia y amor, todo se une y se separa por una sola razón: Răzvan. -Răzvan- -¿A que le temes, Răzvan? -baja sus manos a la hierba y comienza...