Vania Isabel
Entro en casa como alma que lleva el diablo, sorprendiendo a mamá que está sentada con el arma en las manos, hablo la antigua escopeta del abuelo Elliot. Me llama por mi nombre, pero apenas y la escucho porque subo las escaleras a toda prisa y vuelvo a mi forma humana. Me visto de la misma forma y bajo las escaleras, a tiempo para ver cómo se aproximan a la casa.
—¡Volvieron! —exclamo y mamá coloca el arma en el sofá y sale de casa junto a mí mientras murmura el nombre de papá varias veces.
Y ahí viene, dos hijos de la noche, uno maltrecho, la otra con rostro adusto y petulante, rodeados de hijos de la luna.
—¡Dante! —mamá clama y se limpia las lágrimas con los dedos. Aunque son lágrimas de felicidad.
Entonces veo la forma en que se miran, una forma tan especial que me llena de satisfacción. Ambos están felices de verse. Y en cuanto llegan al umbral de la puerta, intercambio lugares con papá. Y entro junto el primo Asher.
—¿Dónde lo ponemos? —pregunta.
—Aquí —respondo mientras nos guío hasta el sofá donde estaba mamá. Quito la escopeta y veo desde donde estoy como papá levanta a mamá del suelo y la estrecha con anhelo. Le acaricia el pelo y ambos se miran como si se vieran por primera vez.
Asher me ayuda a recostar a Răzvan sobre el sofá, y con cuidado apoyo su cabeza en un cojín.
—¡¿Es él?! —escucho una voz familiar, y la busco con la cabeza.
—¿Sel? —pregunto y Asher se crispa. Apretando la mandíbula mientras mira en mi dirección.
—¿Selene está aquí? —murmura.
—¡Aquí estamos! —gritan a coro los gemelos.
Y en la laptop sobre la mesa están los tres. Mamá y ellos se quedaron en línea.
—¿Vani, él es tu novio? —Car me pregunta mientras yo niego con la cabeza y me apresuro a sacarle las botas a Răzvan. Está lleno de polvo, con heridas y puedo oler sangre supurando.
Hay muchas cosas pasando, mamá y papá hablando. Selene mirando a Asher y el a ella con la cara roja y los ojos brillándole. Mis hermanos mirando a mi novio, en aquel estado famélico sobre el sofá.
Entonces me desespero —¡¿Qué fue lo que pasó?! ¡¿Por qué no está sanando?! —grito con voz alterada y ronca. Quiero llorar pero no puedo.
En mis recuerdos, sé que si él se lastimaba solía sanar, claro, que dependía de la herida. Pero por lo general era muy rápido. Y una herida como esta…Bueno, la que Valeska le hizo, sano en un día. Y estas, aunque similares, no sanan.
—Tómalo con calma —Wrenna se acerca y se inclina para sacarle la camisa a Răzvan.
—¡Suéltalo! ¿Qué crees que estás haciendo? —bramo, atrayendo la atención de todos. E incluso asustando al primo Asher, que nunca me había visto y escuchado levantar la voz.
—Ayudar, eso hago, niña idiota.
—¡Ey! —papá le reprende—. No le hablarás así.
—Entonces cálmala —le pide con voz frívola—. En ese estado no va a ser capaz de hacer nada. Salvo estorbar. ¿Dónde está tu amigo? ¿El medico?
—No debe tardar —papá se me acerca y me aleja de Răzvan. Hace unas señas con las manos para que respire—. Tranquila, va a recuperarse.
Y en ese momento, en cuanto Wrenna saca la camisa, son visibles dos grandes heridas, una en el estómago y otra cerca del corazón.
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MI LOBA DE PRIMAVERA
FantasyLa hija menor de Dante y Annie tiene un secreto poco peculiar, uno que la pone contra la espada y la pared. Familia y amor, todo se une y se separa por una sola razón: Răzvan. -Răzvan- -¿A que le temes, Răzvan? -baja sus manos a la hierba y comienza...