Cap. 42

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Un mes y medio había transcurrido desde aquel suceso que casi le cuesta la vida a Aleksandra, aún no volvía a trabajar, lo cual la estaba volviendo loca, y si a eso le agregaba que Antonio no la dejaba hacer nada, que la trataba como a una bebé, sentía que terminaría en el manicomio.

Pero el hombre estaba haciendo un excelente trabajo cuidándola, en la primer revisión con Connor, este comentó que tenía una mejoría notoria y realmente significativa, pero que a pesar de haber mejorado, aún no podía volver al trabajo.

Al principio Antonio no iba a trabajar para quedarse a cuidar de Alex, Hank no tenía problema con darle días libres, el equipo iba a visitarla siempre que podían, Gabriela iba en sus descansos.

Su tercer aniversario lo pasaron en casa, viendo películas y comiendo, hubiese sido un poco más divertido si hubieran tenido sexo, pero no, Antonio sabía que la mujer no debía hacer ningún esfuerzo, y aunque prometieran controlarse sabían que romperían su promesa y se dejarían llevar por el placer, así que tener sexo no era una opción, al igual que salir a dar un paseo.

Justo ahora Alex estaba en cama como siempre, las únicas veces que se levantaba eran para ir al baño o tomar una ducha, leía un libro en silencio, Antonio había ido a la oficina para ayudar un poco en el caso que tenían, aunque estaba prácticamente cerrado, fue sencillo resolverlo.

Mientras tanto en Inteligencia, el equipo conversaba de manera tranquila mientras hacían el papeleo del caso.

—¿Cómo sigue Alex?— cuestionó Adam desde su escritorio al detective

—ansiosa por volver a trabajar— respondió gracioso el hombre

—ya lo creo, ayer que fui a verla me dijo que Antonio la está volviendo loca al no dejarla hacer nada— se burló Atwater, todos rieron levemente

—yo sólo hago lo que Rhodes ordenó— se defendió 

—no sé ustedes pero creo que cuando regrese su agresividad se disparará— bromeó Jay

—por supuesto que sí, lleva más de un mes conteniéndose— continuó Alvin 

Esos comentarios lograron causar la risa de todos, ser agresiva no era el propósito de Aleksandra, pero en definitiva era su pasión.

Erin no pudo evitar mirar hacia la oficina de Hank, el hombre estaba al teléfono desde hace un buen rato, y su rostro no demostraba ningún atisbo de felicidad, y no era para menos, la conversación que sostenía con la ahora teniente Benson de la unidad de víctimas especiales de Nueva York, no era para nada agradable.

—el doctor Yates nos ha comunicado que los huesos que encontramos en la bahía Pelham, la víctima anónima que no identificamos, son restos de chicas de medio oeste que huyeron de casa— 

—puede ser, tenemos casos de desaparecidas de cuando él estaba aquí en Chicago, encajan con su modus operandi, prostitutas, enfermeras—

—sí, por eso mismo te llamo—

—¿Y él nos ofrece eso por razones humanitarias?—

—oh no, dice que quiere tratar este caso con Rollins—

—pero tiene permiso por maternidad—

—no, ya ha vuelto, pero como las víctimas son de Chicago creí que a ustedes les gustaría participar en esto—

—¿Quieres que envíe a Lindsay?—

—creo que con ella hablaría—

CYNOSURE [Libro 2, saga CPD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora