8 - Campamento

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Kuro comenzaría a adentrarse en el bosque, siendo cuidadoso del ruido que causaba. Los goblins eran criaturas débiles, pero aún así no quería tirarse a lo loco...

—Kekeke, esa chica que nos comimos ayer estaba buena. —una voz rasposa de escuchó.

—Hehe, hoy es día de la niña que capturamos. —otra voz similar respondió.

Al ver en la dirección de las voces, notó como ya se encontraba frente al campamento. Realmente quería hacerlo lento y con un plan, pero los goblins eran débiles, y al escuchar lo que hacían con humanos que capturaban el chico no pudo evitar que sentirse molesto.

—Kekeke, vayamos a decirle al líder. —comentó nuevamente el primer goblin.

—¿Hola? No me ignores, sabes que me enojo cuando me ignoras. —volvió a hablar al no recibir respuesta.

Al darse la vuelta, pudo ver como Kuro sostenía al goblin por su cabeza, y como este tenía una espada atravesando su abdomen.

Cabe destacar que estas criaturas sólo llevaban máximo a los 95 centímetros, así que eran muy pequeños.

Kuro tomó su arma, y sin dejarle tiempo a prepararse, corrió y espetó su espada a través de la cabeza del otro goblin.

—Blegh, no esperaba que fuera tan asqueroso...

Kuro realmente no sentía nada de piedad ante los goblins. Parecían tener inteligencia, pero si lo único que hacían era comer y violar humanos, entonces no les importaba aplastarlos como cucarachas.

Sin más rodeos Kuro caminó hacia la entrada de la aldea de goblins. Debido a su calma entrando, los goblins durante un tiempo lo ignoraron, creyendo que se trataba de uno de ellos.

Hasta que al fin alguien rompió el silencio...

—¡Eres estúpido viniendo aquí! ¡Elimínenlo! —gritó uno de los goblins.

Este se veía un poco más elegante que los demás, llevando una pequeña capa roja que llegaba a sus pies.

Cinco goblins rodearon a Kuro, cargando una lanza extensa que apuntaban hacia el chico, aunque debido a su altura apuntaban hacia arriba.

Sin embargo, y sin dejarles reaccionar, Kuro extendió su mano hacia sus enemigos, y estos se incendiaron rápidamente, y comenzarían a correr en busca de agua en agonía.

—Pff, sin duda son los monstruos más débiles...

A Kuro le habían encargado la destrucción del campamento, así que no bastaba con matar a los goblins, también debía tirar abajo todas las casas. Por ende, puso su mano en la pared de una de estas, y debido a que las construcciones eran en madera y paja, no tardaron en incendiarse por completo, comenzando a derrumbarse.

—No teman, ha llegado Gobleto, ¡vuestro héroe! —exclamó con gran orgullo un goblin. 

Kuro se dió la vuelta, mirando seriamente al goblin que apenas había llegado. Este estaba nervioso, puesto que Kuro, no solo daba miedo debido a su fuerza comparada con los goblins, pero también el tener una casa en llamas a sus espaldas lo hacia ver más terrorífico.

—¿Gobleto? —preguntó confundido Kuro.

—¡Así es! Soy el más poderoso de esta aldea, así que, ¡prueba mi gran ataque!

Gobleto era un poco más alto que los demás goblins, y llevaba sobre él una armadura de oro que era demasiada pesada para él, por lo que parecía un pingüino caminando.

Abrió su boca, y un torrente veloz de agua salió de la misma. El sorprendido Kuro saltó hacia un lado, esquivando el ataque que iba dirigido a su rostro. Este llegó al fuego, pero no hizo absolutamente nada.

Kuroi Tentai no AkumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora