31 - Debajo de la Mansión

129 12 4
                                    

El sonido calmante del flujo del agua despertó al chico luego de un tiempo indeterminado. Con dolor inundando todo su cuerpo se levantó como pudo.

Al parecer debajo de aquella mansión había una gran cueva, por lo que al derrumbarse encima de ellos tuvieron suerte y no fueron aplastados por toda la mansión. No obstante, el chico tenía dos preguntas sin contestación. ¿Cómo iban a salir y dónde estaba Elizabeth?

La cueva donde se encontraba estaba iluminada por diversas lianas y raíces que en varios intervalos rodeaban un cristal que emanaba una luz celeste, como si se tratara de una antorcha.

El suelo tenía diversas "islas", puesto que diversos ríos estaban inundados con una agua cristalina. Debajo de la misma, a varios metros de la superficie habían decenas de cristales y gemas que iluminaban el fondo del agua. Además, en una de las paredes irregulares de la cueva había una cascada que alimentaba aquellos ríos anteriormente mencionados.

Quizás lo más extraño de la cueva es como no habían rastros de los escombros del derrumbe, y el techo de la misma estaba intacto, ¿cómo había llegado Kuro ahí?

Luego de mirar alrededor, el chico notó como la cueva se extendía con un camino que iba descendiendo poco a poco, por lo que intentó como pudo seguir el camino sin caer en uno de los ríos que corrían por el suelo.

Luego de unos minutos caminando, el camino se abría a una recámara con mayor tamaño que donde había despertado. El suelo del lugar seria una isla si no estuviese conectado por un puente de madera por el que el chico comenzó a caminar.

Entre las paredes de la cueva y el suelo se encontraban varios metros de una caída que parecía infinita, puesto que la luz de las antorchas artificiales no era capaz de llegar hasta el fondo.

Una vez llegó al otro lado el chico pudo ver diversas mesas con cientos de papeles sobre ellas. En una de estas se encontraba la princesa bestia, revisando un mapa que tenia diversas flechas y círculos rojos.

—Hey. —dijo el chico, anunciando su presencia.

—¡Kuro! ¡Estás vivo! —dijo la morena con una sonrisa, mirando en su dirección y dejando aquel papel en la mesa.

—¿Dónde estamos?

El chico se acercó a la chica, observando los papeles que estaban tirados, aunque no sabia de que se trataban los mismos.

—Ni idea, solo sé que nos cayó la mansión encima. Cuando desperté ya estábamos aquí.

—¿Y estos papeles? —preguntó el chico, regresando su mirada a la princesa.

—Parece que los Mercor fueron esenciales para planear la invasión de Diávolos. Son planos de Esperance, y las patrullas de los guardias de Castell.

—Entonces la información que discutimos en la reunion terminó siendo cierta...

—No solo eso, aquí hay información que solo se puede conseguir estando en una posición importante... tenemos un espía.

Antes de que el chico pudiera responder, el sonido de madera crujiendo inundó la cueva, y al mirar hacia el puente el par pudo ver como este se caía hacia el vacío. Sobre este, dos demonios con alas de murciélago volaban, acercándose hacia el pedazo de tierra donde estos estaban.

Eran demonios de bajo tamaño, aproximándose a los 0.60m, poseyendo una coloración roja oscura, mientras que los ojos de estos parecían brillar levemente con carmesí. Parecían aparentar a un diablillo.

—¡Corre Kuro, son demasiado fuertes para nosotros! —gritó la princesa, corriendo en la dirección contraria del puente.

En aquella dirección había otro puente que conectaba con una parte de la cueva que iba en subida. No obstante... uno de los demonios extendió su mano, y una fuerte ráfaga de viento salió disparada al puente, lo suficientemente potente como para cortar el mismo por la mitad.

Kuroi Tentai no AkumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora