Thinkingland

Ardilla Rosa

Corrimos durante mas o menos 10 minutos tratando de escapar de ese unicornio asesino, pero no nos dimos cuenta de que ya nos habíamos alejado mucho del lago y estábamos adentradas en medio del bosque.

–¡Perfecto!–Grité sarcásticamente–¡Ahora mi mejor amiga está desmayada, un unicornio nos quiere matar y estamos a la mitad del bosque!

–Eli, mira el lado positivo–me tomó el hombro.

–¿Cual?–pregunté molesta, quitando su mano de encima–¡Y no solo es eso! Nos estamos perdiendo clase de deportes ¡Todos deben estar muy preocupados y buscándonos! ¡¿Quien se burlara de Emiliano cuando se caiga jugando fútbol?! ¿Eh? ¡¿Quien?!–dije ahora muy alterada.

–¡Eli! Tranquila... Te aseguro que no se darán cuenta. Y ya habrá alguien que se burle de el, no te preocupes.

–Ok. Pero hay que despertar a Gaby.

Mientras que Belly buscaba entre los arboles alguna salida, yo trataba de despertar a Gaby, la sacudía un poco mientras decía "¡Gaby, Despierta, Reacciona amiga, Gaby!".

Seguidos unos minutos, Belly se rindió y me comenzó a ayudar a despertarla.

–¡UNICORNIO! ¡UNICORNIO! ¡UN UNICORNIO!–Gritó Gaby agitada al una vez que despertó–....¿y el unicornio?–dijo triste.

–Casi nos mata. Tu te desmayaste. Comenzamos a correr y ahora estamos en medio del bosque–le contestó Belly sin mas.

–Owww...y ¿Ya saben como regresar a la escuela?

–No. Pero tu nos vas a ayudar a salir de aquí.

–Esta bien—dijo no muy convencida.

Comenzamos a caminar hacia adelante.

–Aun no entiendo como llegamos a este lugar con otra ropa–comentó Belly y dejo de caminar.

–Ammm... Seguro es Magia– Dijo Gaby y Belly la miró mal–¿Que nunca viste Narnia? ¿Alicia en el país de las maravillas? ¿Peter Pan? ¿Coraline? ¿Matilda?– pregunto Gaby obvia.

–¿Matilda?–pregunté muy Confundida.

–¿Magia?–preguntó Belly burlándose–¡La magia no existe!

–¡Ni matilda!–agregué.

–¡Oigan!–gritó Gaby–¡Dejenme! ¡Yo creo en la magia!...y en matilda, además es la única respuesta que se me ocurre a todo esto.

–Bueno–dije–eso suena muy lógico

–¡¿La Magia?! –gritó Belly fastidiada.

–¡No!... Que matilda si existe–Belly me dio un golpe en la cabeza por mi ultimo comentario pero comenzamos a reír.

Reíamos demasiado. Habiamos comenzado a decir una docena de idioteces sin sentido durante un buen rato, probablemente nos reíamos de nervios y para olvidar por un momento que estábamos perdidas, pero me empezó a doler la panza así que me recargue en el tronco de un árbol y con la otra mano me agarre la panza mientras seguía riendo.

Mi mirada se posó en el piso, había una ardilla, por las lágrimas en mis ojos la veía borrosa.

–¡Mi... Mir...miren!–dije entre risa–¡Una ardilla!–la señalé y mi vista se aclaró—... Es... ¿Rosa? –dejé de reír bruscamente pero mis amigas seguían riendo.

Entonces pasó lo que nunca creí que verían mis ojos.

La ardilla caminó hacía nosotras en dos patas, tenia un par de maletas en sus manos.

–¡Ya dejen de reírse trio de locas!–nos grito la ardilla muy enojada. Para parecer tan tierna, tenía voz de militar y un acento francés, al parecer era macho.

Nosotras nos miramos y comenzamos a gritar muy asustadas.

–¡¿Que?! ¡¿Nunca habían visto una ardilla rosa con maletas que habla?!

Gritamos aún mas fuerte. El animalito solo negaba con la cabeza en forma de desaprobación y fastidio.

Seguimos gritando hasta que Gaby se acercó a la ardilla y le picó la panza. Por esa ultima acción la ardilla se quejo, pero lo ignoró. Gaby lo volvió a hacer un par de veces mas.

–¡¿Quieres dejar de picarme la panza?!–le gritó enojada la ardilla.

Gaby la tomo con sus manos y la abrazó como a un peluche.

–Awww...¡eres tan suave!–le comento Gaby al animal. La abrazó unos segundos mas pero no se quejó a pesar de que la estaban estrujando.

Cuando Gaby la bajó al suelo la ardilla nos miró de pies a cabeza tratando de examinarnos. Ya estábamos mas tranquilas al saber que no hacía daño.

–Siganme–nos dijo, tomó sus maletas de nuevo y comenzó a caminar hacia el lado opuesto al que íbamos nosotras. Como no nos quedo de otra, la seguimos.

Tal vez ella tenía una idea de donde estaba la salida.