Victoria Y Sam

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—¿Por qué lloras?—pregunté preocupada.

—Yo...—dijo, se limpió las lagrimas y suspiró—¿Alguna vez te conté como llegué aquí?

—No, solo dijiste que no te importó volver...

—Yo era una chica como tu o como tus amigas. La mas callada de la escuela quizás... Y estaba enamorada. Cuando por fin tuve la oportunidad de salir con el...—yo estaba sonriendo pero al ver que ella volvía a llorar se esfumó de mi cara—¡Terminé en este espantoso y horrible lugar!

Nunca la había visto tan enojada, se veía con mucha rabia y a la vez tristeza...

—¿Qué fue lo que pasó?—pregunté y me volteó a mirar.

—Agria. Eso pasó. Llegue aquí y así como tu lo creías la última vez...este lugar era mágico y hermoso...pero cuando me negué a quedarme porque tenía una cita...solo por eso...—se paró de su lugar y se colocó justo en el borde casi apunto de caer si te movias 5 centímetros mas.—Agria me engañó, me dijo que lo trajera aquí y así lo hize...luego, simplemente lo mató.

Me llevé las manos a la boca y podría apostar que tenía los ojos más abiertos que nada.

—Oh por Dios....—dije negando con la cabeza—¿Solo porqué no te quedaste? Y...¡oh no! ¡Mis amigos!—me levanté rápidamente —¡Sam! ¡Gio! ¡Emi..oh espera el casi no importa....pero SAM.

—Tienen que irse de aquí...ahora—Sin decir mas me tomó del brazo y saltó al vacío.

Di un gran gritó pero ella me tapó la boca, justo antes de caer sentí como si volaramos y efectivamente, Estábamos volando.

Al llegar de nuevo al palacio, entramos sin hacer nada de ruido y fuimos hasta donde se suponía que estaban mis amigos.

Me encontré con una especie de sala llena de puertas de rejas muy sucias y llenas de Moho y plantas.

Calabozos.

—¡Chicos!—susurré y di un par de pasos—¡Chicos!—volví a decir

—¿Eli?—escuché la voz de Belly a lo lejos y caminé rápidamente hasta donde se escuchaba su vos.

—¡Chicos!—grité emocionada al verlos a todos.

Abrí la puerta sin ningún esfuerzo ya que la llave estaba colgada en la pared a un lado del calabozo...

Abracé a todos, hasta a el orangután. El cuál se me quedo mirando muy atentamente con el ceño fruncido desde que entré al calabozo y después de abrazarlo se fue con Gaby la agarró de la mano a pegándola mas a el, eso era raro.

—¡Chicos tenemos que irnos!—les dije desesperada.

—¿Como llegaste a esa conclusión?—dijo Gio sarcástico—Eres la máxima genia del universo—le di una mirada asecina.

Emiliano se acercó a mi y me señalo con su dedo índice, aún tenia el ceño fruncido, estaba muy cerca de mi para mi gusto, apretó fuertemente los labios.

—Te conozco de algún lado pero...¿De donde?—Dijo y me le quede viendo muy confundida.

—¿Qué?—pregunté—¿¡Unas criaturas mágicas están a punto de matarnos a todos y tu solo te preocupas por quien soy yo?!

—Una ninfa le borro la memoria...o al menos una parte.—comentó Belly.

Miré a Emiliano con el ceño fruncido. El seguía en la misma posición tratando de saber quien era yo.
Bueno, ahora entendía varia cosas.

—Pues sigue igual de idiota.—dije, me rasque la cabeza y suspire.

—¡Tienene que irse antes de que...!—comenzó Kristal pero fue interrumpida por unos aplausos.

—¡Oh genial!—Dijo Agria entrando por un lado—Todos están reunidos aquí...¡Incluso Kristal! ¿Quién lo diria?

Estábamos muy asustados...Al menos yo.
Miré a Kristal y movió sus labios.
Me dijo: "Vayanse. Corran lo mas rápido que puedan"
Asentí levemente.
Miré a todas partes para observar a mis amigos.
Gaby estaba apegada a Emiliano, Belly estaba con los brazos cruzados, victoria ni siquiera estaba sorprendida y Gio respiraba agitadamente.

—Todos ustedes...bola de mocosos, violaron la ley mas importante de Thinkingland—hizo una gran sonrisa pero rápidamente se esfumó haciendo un gesto de gran enojo—Y lo pagarán caro—se acercó a nosotros pero me moví rápido.

—¡Corran a la salida!—Grité y todos sin dudarlo corrieron.

Una gran Dragona nos perseguía por todo el castillo, jamás creí que haría algo así en vida.

Mientras corría miré hacía atrás y vi como Victoria se quedó y estrechaba su mano con Agria.
No dije nada, solo seguí corriendo.

Cuando estábamos a punto de llegar recordé a Sam. ¿Si nos íbamos dejaríamos a mi mejor amigo y a Victoria?

Sin dareme cuenta, todos ya nos encontrabamos de regreso a casa por ese extraño túnel.

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