Prólogo

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«El destino se lleva siempre su parte y no se retira hasta obtener lo que le corresponde»
- Haruki Murakami


Hace 9 años...

Me di otros dos golpes en las mejillas, debía tranquilizarme.

Chillar como quinceañera en concierto de One Direction no solucionaría mis problemas.

Le di otro vistazo a mi rostro en el espejo, mis ojos bailaron entre mi reflejo y ese pequeño kit de maquillaje que compré en la estación hace unas semanas.

«Deberías ser más valiente»

Lo seré.

O bueno, lo intentaré.

Suspiré una vez más y me senté frente al ordenador, tecleando "maquillaje para principiantes" y con el corazón en la mano me dispuse a arreglarme. Era un pequeño paso para salir de mi zona de confort y explorar horizontes desconocidos para mi.

Primer, corrector, base, sombras, rubor, pestañas, labial discreto...

Todo estaba en orden.

El reflejo de la chica que veía en el espejo era distinto, ¿éramos la misma persona?

Me sentía bonita.

Muy bonita.

Sonreí inevitablemente y admiré el vestido que yacía frente a mis ojos, esa prenda era mi mayor orgullo.

«Úsalo en una ocasión especial, cuando te sientas segura de ti misma»

Hoy lo usaría por primera vez, abuela.

— Y ahora mi cabello — susurré tomando el cepillo entre mis dedos, fruncí los labios al no saber que hacer, ¿debía utilizar mi peinado habitual?

Las trenzas eran como mi sello personal, las había utilizado desde que tenía uso de razón.

«Salir de la rutina no te matará»

Sus palabras resonaron en mi mente, no debo temerle al cambio.

Decidida me dirigí al armario y busqué esa plancha de cabello que mamá me regaló hace algunos años; debía lucirme esta tarde.

Me quemé las orejas y los dedos un poco al principio, pero era un dolor satisfactorio al ver el resultado.

Tomé un pequeño bolso de mano y salí, agradecía estar sola en casa porque los elogios de mamá me avergonzarían y terminaría acobardada.

Iba a tiempo, el lugar de encuentro era una cafetería cerca de Shibuya. En el tren iba mentalizándome que palabras decirle, quería prepararme ante el mínimo desliz que pudiera ocurrir.

Si me decía lo hermosa que estaba, tenía un diálogo para responderle. Si se burlaba, tenía muchos insultos preparados para su persona.

Estaba sopesando cada probabilidad.

Llegué a mi destino sintiendo mis piernas volverse gelatina, sentía la mirada de algunas personas fijas en mi logrando ponerme los nervios de punta.

Te miran porque te ves hermosa.

Si, eso es.

Con una sonrisa traté de espabilar mis nervios, pedí una bebida y me senté cerca a la ventana tomando una revista de moda del mostrador.

Conociéndolo, seguro llegaría unos minutos después. Me centré en leer cada página de la revista, desde la portada hasta cada pequeño anuncio ubicado al final.

2:45 p. m mi bebida se acabó y pedí otra.

3:10 p.m tomé otra revista del mostrador.

4:25 p.m un chico se sentó a mi lado tratando de conseguir mi número, lo rechacé.

5:50 p.m el cielo comenzó a oscurecer y aún no había señales de el.

7:30 p.m el mesero me dijo que cerrarían pronto y me regaló un café.

8:00 p.m revisé mi móvil y no había ningún mensaje, el buzón de entrada estaba vacío.

Mordiendo mis labios marqué su número por quinta vez; no hubo respuesta.

¿Se había quedado dormido?

Caminé con dirección al parque que quedaba cerca de la cafetería acordada, quizá... quizá si daba un par de vueltas me toparía con él y le gritaría que es un gran idiota.

Sentí a alguien caminar detrás de mi, las calles estaban un poco solitarias y el miedo me invadió. Apreté el bolso en mis manos y apresuré mi andar, si giraba por los callejones podría perderlo de vista.

No mires atrás, no mires atrás.

Cuando divisé el parque, suspiré aliviada y sonreí. Ya no sentía aquella presencia en mi espalda. Iba a cruzar la calle cuando una mano se posó en mi boca y mi cuerpo fue arrastrado hacia un callejón.

Mis gritos eran acallados por la mano áspera que cubría mis labios, el chico de la cafetería me había seguido.

Forcejeos, golpes, gritos, lágrimas y asco; todo estaba mezclado en ese oscuro callejón.

Otra cachetada impactó mi rostro y el ruido sordo de mi vestido ser rasgado fue lo único que oí.

—Las mojigatas no deberían hacerse las difíciles cuando un chico les habla— su lengua recorriendo mi cuello; sus manos tocando cada rincón de mi cuerpo. Me sentía asqueada y mi mente se desconectó al llegar al climax de emociones.

—Hayashi-kun— se escapó de mis labios mientras mi visión se nublaba.

Ryohei Hayashi...

¿Dónde estás?

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Hola hola! Aquí les presento el pequeño piloto de este nuevo proyecto ;)

Me disculpo si toqué algún tema sensible para algunas personas, pero chicxs por favor tengan mucho cuidado cuando salgan :(

En especial las nenas, cuídense muchísimo.

Para quienes ya me conocen, hace algún tiempo comenté que quería lanzarme de cabeza a escribir un fic de Tokyo Revengers xd Y pues bueno, aquí está ^^

Esta pareja me gusta mucho y casi no hay material de ellos; pero aquí pongo mi pequeño granito de arena jeje

La canción utilizada cobrará sentido más adelante^^

En fin, espero que les haya gustado este prólogo y la temática que tendrá este fic.

Nos leemos pronto!

17 citas con el enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora