[¿Seguirías sujetando mi mano aún si mi tacto te calcina la piel?]
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17 𝓬𝓲𝓽𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸
└───── •✧✧• ─────┘Tomó un trago de cerveza e hizo una mueca por el amargo sabor, últimamente no estaba tolerando el alcohol. Mitsuya ya estaba en su tercer trato, mientras que él no avanzaba el primero. Aquella jarra de cerveza se le hacía eterna, suspiró y siguió contemplando la barra.
—Llevamos aquí una hora y no has dicho ni una palabra, siento que estoy hablando solo— se quejó su amigo de cabello lila haciendo un puchero, Pehyan parecía distraído. Estaban en el bar favorito del castaño, sin embargo no había pedido su bebida preferida, mucho menos estaba quejándose del trabajo; su amigo estaba completamente apagado.
—¿Piensas dejarte el lila para siempre?— fue lo primero que se le vino a la mente, Mitsuya lo observó con divina emoción y asintió repetidas veces —Ya ni siquiera recuerdo cómo era tu cabello natural.
—No era el tema que esperaba, pero me hace feliz escucharte decir algo— admitió Mitsuya tomando un trago a su cerveza —Solo dime cómo te sientes, Peh— aquella petición sonaba como un ruego, todos sabían que Ryohei estaba muy afectado por la repentina desaparición de la azabache, no era ningún secreto. Habían tenido una reunión, incluso el dependiente de la tienda —Inupi— asistió puesto que se encontraba preocupado. Decidieron por votación quién tenía mejor tacto para hablar sobre sentimientos; ganaron Mitsuya y Draken, sin embargo este último se encontraba en un viaje de negocios.
Por lo que todo recaía en manos del sastre.
El castaño se dedicó a mirar su jarra de cerveza durante unos segundos, supuso que se veía demasiado miserable como para que sus amigos tuvieran que intervenir. Dejó escapar un suspiro y revolvió su cabello, sintió la mano de Mitsuya en su hombro transmitiéndole apoyo y levantó la mirada.
—La amo, Mitsuya— confesó en voz alta, una amarga sonrisa se dibujó en sus labios y reafirmó la oración —Simplemente la amo, no hay nada más que explicar.
¿Era algo tan difícil de creer? Puesto que la expresión de asombro del sastre solo delataba lo atónito que estaba, Mitsuya parecía estar en el limbo ante su confesión, bufó y le dio un ligero pellizco a su amigo para traerlo de vuelta a la realidad.
Peh lo sentía, era algo muy distinto al amor que sentía por su madre y por sus amigos, quería pasar con Yasuda el resto de vida, verla reír, contar los lunares de su rostro, su sonrisa lograba encender su corazón, escucharla decir su nombre... Era un mix de emociones desconocidas, unas a las cuales no temía, estaba encantado con caminar de la mano de la azabache por aquel sendero desconocido para ambos.
«Es ella, quiero que sea ella»
—Yo...¡Hombre, estoy feliz por ti!— sin esperarlo, Mitsuya le dio un fuerte abrazo tomándolo desprevenido —Pensé que nunca sentarías cabeza, maldita sea— chilló limpiándose lágrimas falsas —Pero Peh, ¿no crees que es muy pronto para amarla? Digo, no hace mucho volvieron a encontrarse... es un poco apresurado decir que es "amor".
El hombre de cabello lila lo conocía a la perfección, él jamás se había mostrado así con ninguna mujer que haya conocido antes. Siempre se imaginó a Pehyan como el tío solterón del grupo, aquel que se viste con camisetas de cuadros y huele a perfume de taxista. Tal vez, Hayashi estaba confundido... Las cosas se habían dado demasiado rápido, apenas y habían pasado dos meses desde que se reencontraron y su amigo ya le juraba amor eterno a la azabache.
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17 citas con el enemigo
Fanfiction¿Ella? Lo aborrecía, la mínima mención de su nombre lograba hervirle la sangre. ¿El motivo? Una cita. Una cita que terminó en desgracia durante su adolescencia, ahora que lo tenía frente a ella ¿debía vengarse? ¿Podía aceptar tener 17 citas con...