[09] Inesperada ¿sorpresa?

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[Si lanzáramos un globo al cielo por cada vez que mentimos, ¿podríamos ser capaces de ver las nubes y las estrellas?

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17 𝓬𝓲𝓽𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸
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«Quizá debería irme» se dijo a sí misma contemplando la tienda frente a sus ojos, el diseño era antiguo pero solo lo hacía lucir muy elegante, los maniquíes del escaparate portaban prendas con confecciones de primera calidad, su ojo como modista y costurera solo podían alabar tan bien realizado trabajo.

¿Cómo reaccionaría al verla? ¿La reconocería? Se mordió el labio con nerviosismo y volvió a tratar de llenarse de valor, ¿por qué era tan cobarde? Estaba dispuesta a irse cuando la puerta se abrió haciendo sonar una campanilla, del interior salió un hombre de cabello rubio con un tatuaje en la sien que logró atemorizarla aún más, sin embargo este le sonrió y tomó su muñeca arrastrándola al interior.

—No sea tímida, señorita, se encuentra abierto— dijo con mucha amabilidad, Yasuda se mantenía aturdida y muda ante tan inesperada acción. El interior de la tienda era algo muy sencillo pero no por ello básico, todo estaba perfectamente decorado y ordenado al estilo occidental victoriano.

—Espere aquí, llamaré al dueño— el hombre desapareció después de cruzar el mostrador y entrar por un largo pasillo.

Jugueteando con sus dedos comenzó a balancearse sobre sus propios talones, ya era muy tarde para retractarse y huir. Solo debía improvisar e inventar alguna excusa creíble. Yasuda se había armado de coraje para ir a la tienda de confecciones que quedaba a dos calles de la suya, recordaba su primer encuentro con Pehyan después de nueve años, como este fue a montar un escándalo para que sus clientes corran hacia dicha tienda rival.

Si sus hipótesis eran verdaderas, de todo el círculo social de Hayashi, el único que podía dedicarse a las confecciones y moda era el antiguo presidente del club de manualidades. Mitsuya Takashi, una de las personas a quien más admiró durante su juventud.

Pero rebobinemos un poco, ¿por qué Yasuda buscaba a Mitsuya?

La respuesta era sencilla, nuestra protagonista quería disculparse correctamente con Pehyan, dejó su orgullo de lado y se propuso a cocinar una buena disculpa, no obstante Yasuda no conocía nada acerca de Hayashi, ni su número de móvil o si quiera su dirección. Se sentía muy avergonzada consigo misma por ser tan hostil con él; ¡Estaba comportándose como una antipática!

Claro que después de disculparse no se comportaría como una pera en dulce y sería una mujer que habla con suavidad y lo tratase como un rey, oh no, solo sería menos... fría y cortante. No podía ser la misma adolescente enamorada que fue hace nueve años, su confianza se había quebrado en miles de fragmentos. Por mucho que quisiera volver a verlo con los mismos ojos que su juventud; su herida y dolor eran más profundos.

—Buenas tardes, mi amigo me informó que había una clienta...— un segundo hombre salió por el pasillo, este de cabello rizado y lila —¿Yasuda-san?— le preguntó sorprendido y ella asintió con una sonrisa.

—¡Mitsuya-san!— exclamó emocionada, el nombrado le sonrió en respuesta y corrió a su lado para darle un corto abrazo que Yasuda aceptó gustosa. Quizá podía odiar a los hombres, pero Mitsuya Takashi era diferente. Al menos eso creía Yasuda, confiaba en que su ex compañero del club seguía siendo el mismo que conoció y admiró tanto hace nueve años.

—Haz crecido mucho— deshizo el abrazo Mitsuya para apreciarla mejor, estaba más alta de lo que recordaba, ya no usaba aquellas trenzas que la caracterizaban en el instituto, su cabello estaba lacio hasta los hombros y su rostro tenía un aire de madurez.

17 citas con el enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora