[Si tan solo el pasado no hubiera sido tan cruel, ¿estaríamos juntos?]
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17 𝓬𝓲𝓽𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸
└───── •✧✧• ─────┘Sus dedos acariciaban las finas hebras del cabello de Yasuda. Observó su rostro una vez más y se relajó al verla dormida, la azabache había encontrado consuelo en sus brazos y Ryohei no iba a negarle que se desahogue; la escuchó sollozar hasta que se quedó dormida en su regazo. En sus rizadas pestañas aún quedaban rastros de lágrimas, su nariz y ojos estaban rojos del llanto descontrolado que tuvo hace unos minutos.
Se veía tierna, tan vulnerable...
Su mente le gritaba que debía protegerla de todo.
La expresión calmada de su rostro lograba transmitirle paz, Ryohei sentía que verla así podía endulzarle el alma. Dormida, tranquila y sin nada que perturbe su sueño; era una vista que nunca imaginó contemplar. Soltó un suspiro y lentamente estiró sus piernas, sentía que pronto le daría un calambre no obstante; no quería perturbar el sueño de su acompañante.
¿Cómo alguien como Yasuda podía guardar tanto dolor en su interior?
Soportarlo por tanto tiempo...
No era como la imaginó.
En su adolescencia pensó que la azabache era una amargada; que no conocía nada acerca de la diversión.
Acarició su cabello una vez más y sacó su móvil, estaba en el bolsillo de su pantalón, no tenía señal pero al menos la cámara estaba a su disposición. Hayashi quería que ese momento durara para siempre, y sino podía permanecer así; al menos quería tener evidencia de que sucedió. Con sumo cuidado acercó el móvil al rostro calmado de la azabache aplastando el botón en la pantalla, en un futuro podía chantajearla, aunque lo dudaba.
Esas fotos serían su pequeño tesoro.
La oscuridad del bosque parecía aterradora si miraba a los alrededores. No había nada de iluminación, solo la tenue luz de la luna menguante que los resguardaba. No negaría que los sonidos provenientes de los arbustos y árboles le causaban algo de escalofríos, pero aún así, tener a la mujer que quería dormida en su regazo le daba seguridad.
La incertidumbre se sembraba en su mente al pensar, ¿cómo reaccionaría al despertar? ¿qué le diría?
Consolarla fue una tarea sencilla, ahora su desafío era lidiar con Yasuda después del llanto.
Como por arte de magia la azabache abrió los ojos, como si Dios se burlara en su rostro le envió el escenario que anhelaba aplazar. El rostro somnoliento de Yasuda le causó gracia durante unos cuantos segundos, más no esperaba que la mujer despertara pronto. Al principio parecía un ángel, sin embargo al ver el móvil del castaño cerca a su rostro frunció el entrecejo y se irguió para encararle.
La respuesta que obtuvo fue totalmente inesperada, nada de lo que pudo imaginar.
Un beso.
Le había dado un casto beso en los labios.
—Gracias— masculló al terminar de besarle, con la voz un poco ronca y el rostro somnoliento. Ryohei podía jurar que estaba pálido, mudo y como una estatua; rígido en su lugar —¿Qué tienes? Parece que viste un fantasma.
En la mente del castaño hubo un cortocircuito, sus neuronas estaban calcinadas y no podía actuar con coherencia.
«He perdido la cabeza» pensó mientras la observaba incorporarse. Yasuda le tendió una mano y cuando ambos estuvieron de pie, ella lo abrazó con calidez; sorprendiéndolo una vez más.
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17 citas con el enemigo
Fanfiction¿Ella? Lo aborrecía, la mínima mención de su nombre lograba hervirle la sangre. ¿El motivo? Una cita. Una cita que terminó en desgracia durante su adolescencia, ahora que lo tenía frente a ella ¿debía vengarse? ¿Podía aceptar tener 17 citas con...