[¿Podemos encender una cerilla y lanzarla al vacío por cada vez que nos sentimos avergonzados?]
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17 𝓬𝓲𝓽𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸
└───── •✧✧• ─────┘Carraspeó por segunda vez tratando de encontrar su propia voz, llevaban cinco minutos sentados en la pequeña mesa de su apartamento sumergidos en un silencio demasiado incómodo y sepulcral. Yasuda estaba sentada frente a él luciendo nerviosa, ¿qué se suponía que debía decirle? Abrió la boca para hablar pero se detuvo, no tenía palabras para dirigirse a ella.
Tal vez podía improvisar preguntándole sobre su día, así podía saber cómo supo dónde vivía y el motivo que la había llevado a su apartamento. Asintió y se mordió el interior de la mejilla para quitarse los nervios, sentía que cualquier barbaridad podía salir de su boca y Yasuda solo le golpearía.
—Y... ¿A qué desayuno tomas el hora cada día?— preguntó tratando de sonar casual, después de unos segundos se dio cuenta de la falacia que acababa de decir y se revolvió el cabello frustrado —Olvídalo, soy pésimo en esto.
Yasuda lo observó con ligera pena, ella tampoco sabía que decir pero admitía que la estupidez de Hayashi por sacar un tema de conversación había logrado causarle gracia y se quitó un poco la tensión de los hombros. Su madre había criado a una mujer que sabe reconocer sus errores y disculparse, incluso si era con su... peor enemigo.
—Yo...— empezó a decir Yasuda jugueteando con sus dedos sobre la mesa, Pehyan levantó la cabeza viéndole fijamente provocándole vergüenza —Tú... ¿ya cenaste?— ¿por qué estaba tan nerviosa? No quería que Hayashi malinterpretara su visita, ella no fue porque estaba interesada en él, claro que no.
Solo se sentía en deuda con Ryohei.
¿Verdad?
Pehyan la observó con asombro, ¿fue a su casa solo para preguntarle si había cenado? Claro que no, eso no podía ser cierto. De seguro que fue a quejarse sobre que era un irresponsable, impuntual e inmaduro, le gritaría que no querría volver a salir con él y desaparecía de su vida – por segunda vez. Vio el rostro de la azabache contraerse en enojo y cerró los ojos preparándose para lo peor.
—¡Eres un irresponsable!— exclamó Yasuda golpeando la mesa e incorporándose —Si estás herido debes comer y recuperarte, ¿es qué eres un idiota?— lo reprendió con molestia y sin esperar respuesta se dirigió al sofá donde estaban las bolsas con las compras que hizo anteriormente.
Yasuda estaba indignada, ¿cómo podía estar sin comer algo en ese estado? Parecía que Hayashi no se preocupaba por su propia salud, bufando llevó las bolsas hacia el mesón de la cocina y comenzó a sacar cada compra, Pehyan la miraba desde la mesa completamente desconcertado y en trance. A su mente llegó un recuerdo de cuando eran estudiantes.
«—¿Por qué viniste?— interrogó colocándole un algodón con pomada en la mejilla, lo oyó chasquear la lengua con disgusto y eso la molestó, presionó el algodón con más fuerza provocándole un gemido de dolor —Si estabas así de herido, debiste irte a casa.
Pehyan desvió la mirada, se sentía muy fastidiado porque sus contrincantes escaparon. Él quería darles una paliza para que aprendieran a no provocarlo. Todo sucedió al finalizar su jornada de clases, había peleado y casi sale victorioso, sin embargo al sentir su victoria saboteada regresó al instituto para despejar su mente y dar un par de vueltas.
No esperó encontrarse con Yasuda a mitad del pasillo.
Y ahora estaban sentados en las escaleras, la azabache siempre llevaba un pequeño botiquín consigo en caso de emergencias. Jamás pensó utilizarlo por primera vez con un pandillero, muchos menos con Hayashi.
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17 citas con el enemigo
Fanfic¿Ella? Lo aborrecía, la mínima mención de su nombre lograba hervirle la sangre. ¿El motivo? Una cita. Una cita que terminó en desgracia durante su adolescencia, ahora que lo tenía frente a ella ¿debía vengarse? ¿Podía aceptar tener 17 citas con...