[¿Jamás podré llegar a ti?]
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17 𝓬𝓲𝓽𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸
└───── •✧✧• ─────┘Una ligera ventisca sacudió los árboles, sino tuviera las manos en los bolsillos de su chaqueta; sus dedos estarían congelados. Soltó un poco de vaho de su boca y la observó, ella estaba cabizbaja. Parecía que sus zapatos eran el centro del universo, puesto que no quitaba la vista de ellos.
Habían caminado hasta un pequeño parque, cerca del trabajo de Inupi. Estaba vacío, no habían niños, ni personas adultas, ni siquiera señoras paseando a sus perros; los únicos en el lugar eran ellos.
Ryohei aclaró su garganta tratando de llamar su atención, la azabache levantó la mirada y pudo notar el sonrojo en sus mejillas ¿era debido al frío? O ¿acaso se debía a su presencia? Yasuda jugueteaba con la pequeña bolsa de compras que estaba en sus manos, evitando el contacto visual a toda costa y eso lo molestaba.
¿No quería verlo?
—¿Cómo has estado?— pudo articular la azabache después de algunos minutos de silencio, seguía sin mirarlo provocándole un poco de exasperación —Tus heridas... ¿sanaron?— dejó de pensar, apagó su cordura e hizo caso a los deseos primitivos de su corazón. La jaló hacia su cuerpo de un tirón y envolvió sus brazos en su espalda; dándole el tan esperado abrazo.
¿Cómo debía reaccionar?
Yasuda se mantenía estática, con los ojos bien abiertos, sin saber qué hacer. Su corazón latía con fuerza a medida que el abrazo se hacía más íntimo. Aquel olor a menta fresca la invadió y los nervios desaparecieron, el cuerpo de Hayashi la abrigó y devolvió el abrazo sintiéndose levitar en las nubes. Cerró los ojos y se deleitó con el aroma de su verdugo, se había convertido en uno de sus olores favoritos.
La llenaba de paz y serenidad.
El castaño colocó una mano en su cabello, enredando sus dedos en las finas hebras azabache, anhelando más cercanía, quería sentirla, no soltarla nunca. De ese modo se convencería que todo era real, más no un vil sueño que su inconsciente le proyectaba. Ryohei se alejó un poco sin romper el abrazo y con su mano izquierda tomó la barbilla de Yasuda, levantándola para poder contemplar su mirada azul.
«Hay tantas cosas que quiero decirte...»
Pudo sentir los tibios labios de Pehyan presionar los suyos, con delicadeza. La trataba como si ella fuera una pieza de cristal, parecía tener miedo de romperla. Su corazón estaba conmovido, habían tantas emociones, demasiados sentimientos... con torpeza le devolvió el beso, posó sus manos en el cuello del castaño y ladeó su cabeza, se sentía codiciosa porque quería mas de él.
Un abrazo y un beso no eran suficientes, quería más.
Sin morbo, no deseaba su cuerpo de forma sexual, deseaba estar impregnada de él, poder quedar bajo su piel, anclada a su alma.
Quería todo de Ryohei Hayashi.
El beso continuó, se permitió degustar los labios de la azabache, el mismo se sorprendió al ver que Yasuda era quien intensificaba el contacto, incitándolo a devorar su boca. Dirigió sus manos hacia la espalda baja de su acompañante y la acercó aún más hacia su cuerpo, Pehyan no tenía pensado ese tipo de beso. Muy contrario a ello, quería ir despacio, sin asustarla.
Quería brindarle seguridad y confianza.
—¡Cristo bendito!— un gritó los alertó y se separaron de inmediato, como si ambos se repelieran. Frente a ellos estaba Kaori observándoles pálida, con una expresión indescifrable —¡Yasuda Mogami, quita tus manos de ese hombre!— y sin más, se lanzó hacia ellos, tomando la muñeca de su hija para arrastrarla lejos de su verdugo.
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17 citas con el enemigo
Fanfic¿Ella? Lo aborrecía, la mínima mención de su nombre lograba hervirle la sangre. ¿El motivo? Una cita. Una cita que terminó en desgracia durante su adolescencia, ahora que lo tenía frente a ella ¿debía vengarse? ¿Podía aceptar tener 17 citas con...