[Nuestras penas suelen irse con canciones, otras con música, algunas con alcohol pero otras con el viento]
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17 𝓬𝓲𝓽𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸
└───── •✧✧• ─────┘Tomó la llave que descansaba en su bolsillo y lo meditó algunos segundos antes de colocarla en la cerradura, ¿Yasuda seguiría adentro? Se mordisqueo el labio y ensayó un montón de disculpas/reclamos y oraciones coherentes en su cerebro. Había tardado un poco más de la cuenta comprando las bebidas, y no fue por pura indecisión de no saber qué llevarle a su visita; demoró porque estuvo desahogándose con Inupi y contándole que tan caótica era su situación con Yasuda.
Inupi le escuchó, era la primera vez que venía un cliente durante el turno de la noche a contarle sus problemas y pedir un consejo, pensó que aquello solo le sucedía a los taxistas. Le recomendó a Peh relajarse y buscar matar el tiempo con algún juego de mesa para no entrar en tensiones y silencios incómodos; le vendió un paquete de cartas UNO junto con dos cartones de jugo de melocotón artesanal.
Le deseó la mejor de las suertes y lo despidió de la tienda.
Ahora se encontraba frente a su puerta sopesando si huir o dar la cara. Él era un hombre que jamás se iba con el rabo entre las patas en una pelea, era un peleador orgulloso de su fuerza que no le temía al enemigo más fuerte, entonces ¿por qué le tenía tanto miedo a una simple mujer? Bueno, en su defensa a Ryohei jamás le había gustado verla completamente enfadada con su persona, solía ser muy gruñona todo el tiempo y eso estaba bien, a él le encantaba molestarla pero no la enfurecía porque ella verdaderamente era un demonio estando cabreada.
Suspiró y se encomendó a todos los santos mientras introducía la llave en la cerradura y giraba la perilla. Apenas puso un pie en su apartamento, el afrodisíaco olor de comida recién hecha inundó sus fosas nasales, se dejó guiar por el aroma tal ratón con el tipo que tocaba la flauta (cuyo nombre había olvidado). Se quitó los zapatos y se encaminó a la cocina, Yasuda se encontraba de pie frente a la estufa, mezclaba algo en una cacerola con mucha concentración, lo probó y después de unos segundos de seriedad sonrió por el sabor.
Pehyan la observaba atento, era la primera vez en nueve años que volvía a verla así, calmada, sonriente y en paz. La recordaba así cada que iba a molestar en el club de manualidades, solía chillar cada que se lastimaba los dedos con la aguja y sonreír ampliamente cuando su bordado salía perfecto.
«Sigues siendo la misma» pensó sintiéndose tranquilo de que al menos no haya cambiado esa parte de ella. Carraspeó llamando su atención y Yasuda se giró a verle con algo de pena, le había pillado desprevenida.
—No te oí llegar— dijo la azabache agradeciendo que Hayashi no haya llegado minutos antes. Había llamado a Shinichiro de emergencia y pedido cientos de consejos, como estaba cocinando colocó la llamada en altavoz y escuchó atentamente cada vergonzoso consejo que le dio su mejor amigo, al principio fueron bromas y ejercicios para quitarle los nervios, sin embargo todo se transformó de un momento a otro a pláticas sobre métodos anticonceptivos y relaciones sexuales.
«Caza a ese tigre, mujer de circo» le dijo Shinichiro antes de colgar la llamada causándole bochorno a Yasuda que enrojeció hasta las orejas. Ella sabía que cuando una mujer se reunía en el departamento de un hombre; estos no iban a contarse los cabellos de la cabeza. Pero ella no iba con esas intenciones, oh santo cielo, ¡claro que no! Solo iba a saldar una disculpa, eso era todo.
Por el rabillo del ojo vio a Pehyan entrar a la cocina y colocar las bebidas en el refrigerador, se sintió nerviosa al tenerlo a su espalda pero podía disimularlo. Si algo malo sucedía, tenía gas pimienta en su bolso junto con una pistola de electroshock. Respiró hondo y contó mentalmente hasta 10, el Hayashi que recordaba jamás le haría daño a una mujer ¿verdad?
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17 citas con el enemigo
Fanfiction¿Ella? Lo aborrecía, la mínima mención de su nombre lograba hervirle la sangre. ¿El motivo? Una cita. Una cita que terminó en desgracia durante su adolescencia, ahora que lo tenía frente a ella ¿debía vengarse? ¿Podía aceptar tener 17 citas con...