[22] Mi verdad

26 3 0
                                    

[Si soy sincera contigo, ¿lo estoy siendo conmigo?]

┌───── •✧✧• ─────┐
17 𝓬𝓲𝓽𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸
└───── •✧✧• ─────┘

Tomó una última bocanada de aire y giró hacia el recinto lleno de vida una vez más, ¿por qué sentía tanta adrenalina? La mano de Hayashi estaba extendida hacia ella, invitándola a huir de aquella boda de mentira, su verdugo le miraba expectante y con una brillante sonrisa, ¿cómo podía negarse cuando se veía tan guapo? Mentalmente se disculpó con Natsuko y le dio la mano a Pehyan, su sonrisa se ensanchó y no dudó en comenzar a correr con dirección al bosque.

Muy contrario a los gritos de su madre y la gente del pueblo; Ryohei seguía guiándola a través del sendero de árboles, ¿a dónde quería llegar? Ni siquiera él conocía la respuesta, solo quería estar a solas con su «esposa». Yasuda se veía demasiado hermosa con el vestido puesto, le daba mucha pena tenerla corriendo en un bosque a mitad de la noche; la prenda tan elegante se ensuciaría y se volvería un desperdicio. Sin embargo, podía comprarle otro vestido igual.

Ahora solo quería llevarla lejos de la celebración.

Su corazón latía desbocado, su mente se inundaba de aventura con cada paso que daba, los troncos en el suelo, el crujir de las ramas secas con sus pasos; se sentía como si estuviese entrando al prohibido jardín del Edén. Él seguía guiándole a través de la espesura de árboles, su mano se sentía cálida y la comodidad inundó su corazón, ¿por qué no podían quedarse así por siempre? Yasuda contemplaba la espalda de su verdugo expectante, haciéndose tantas preguntas, Hayashi era como una plaga en el jardín.

De esas difíciles de erradicar.

De aquellas que das por muertas, pero regresan más fuertes con el pasar de los años.

—Hay un lago en el centro del bosque— comenzó a relatar Ryohei disminuyendo la velocidad de sus pasos, parecía estar tanteando el terreno para que ella pudiera caminar sin tantas complicaciones —Veníamos a pescar aquí cuando era niño cada verano.

—¿Pescabas con tu padre?— preguntó Yasuda curiosa y temerosa, sabía que el tema era un poco delicado para Hayashi en la adolescencia, desconocía los detalles pero era obvio que su progenitor había dejado una huella en la vida de su verdugo. Le observó con sigilo, lo notó tensarse y quiso morderse la lengua por lanzar una pregunta tan imprudente.

—Algo así— se limitó a responder soltando un chasquido de lengua —A ese bastardo le daban miedo los peces, no sé a qué demonios me traía aquí— refunfuñó sentándose en un tronco cercano; Yasuda lo imitó en silencio. Era la primera vez que lo escuchaba hablar de esa manera, parecía un niño pequeño quejándose.

«Se ve tierno» pensó con una minúscula sonrisa.

—Te tengo envidia— el entrecejo del castaño se arrugó al oírla decir tal disparate, ojeó su rostro y pudo notarla melancólica —Yo nunca pude compartir con mi padre, jamás tuvimos momentos memorables— hizo una pausa, agachando su cabeza y después la levantó con una triste sonrisa —Ni siquiera tenemos recuerdos.

—¿Tu padre las abandonó?— quiso morderse la lengua por soltar la pregunta de manera tan directa, se arrepintió en cuestión de segundos al ver el semblante triste de la azabache —Di-di-digo, es algo normal... O sea, no es normal. Es decir; ¿no está bien?— trataba de arreglarlo pero lo empeoraba, rascó su cabeza con exasperación y suspiró.

Era pésimo para ello.

Sin embargo, la risa de Yasuda irrumpió el silencio y pudo sentirse aliviado. Quizá era un imbécil con las palabras, pero al menos su blasfemia lograba sacarle sonrisas.

—Mi papá no nos abandonó— aclaró Yasuda limpiando una lágrima de la risa, a Ryohei pareció regresarle el alma al cuerpo con su respuesta —Papá falleció antes de mi nacimiento.

Desde que tenía uso de razón, siempre fueron su madre y ella. Juntas contra viento y marea, su progenitora jamás volvió a contraer matrimonio o salir con alguien más. Le era fiel al hombre con el que se había casado, Yasuda lo recordaba muy bien; todas las veces que preguntó a su madre por qué no volvió a enamorarse.

«Porque yo ya estoy enamorada, desde hace 27 años»

—Lo siento mucho— murmuró Pehyan cohibido por la respuesta, se esperaba cualquier respuesta menos aquella tan cruda. La azabache sonrió restándole importancia y Peh se sintió el hombre más ignorante del mundo, ¿qué tanto sabía sobre la mujer que le gustaba?

No sabía nada.

—Mamá siempre me contaba su historia de amor, cómo se enamoró de mi padre, cómo fue su boda...— contaba absorta en sus recuerdos —Decía que era un buen hombre, una persona increíble, terco y de temperamento fuerte— describió jugando con las hojas secas que se encontraban en el suelo —Me hubiese encantado conocerlo.

Cada palabra de la azabache lograba cortarlo en dos, se sentía el ingrato malagradecido más grande del universo. Ryohei se quejaba de su padre, aborrecía a aquel hombre infiel y sinvergüenza. No obstante, a pesar de su resentimiento y aunque le costara aceptarlo; tenía buenos recuerdos con su progenitor, habían compartido muchas cosas juntos.

Era afortunado y no lo sabía.

Podía disfrutar de la compañía de su padre cuando quisiera.

Su chica jamás tendría esa oportunidad.

—¿Por qué me miras así?— preguntó Yasuda, el rostro de su verdugo estaba pintando de muchas emociones, lograba ponerla nerviosa, ¿sentía pena de ella? No, eso era imposible. Hayashi jamás la miraría con pena y lamento, entonces ¿qué era? Ni siquiera pudo formular una siguiente pregunta cuando los brazos del castaño la envolvieron tomándola desprevenida.

—Perdóname, preciosa— susurró con voz ronca, acariciando su cabello con mucha delicadeza, su vista se nubló, ¿en qué momento sus ojos se volvieron acuosos? ¿por qué quería llorar? No lo entendía, ese simple abrazo parecía ser lo único que necesitaba.

Su corazón estaba al descubierto, sin embargo jamás se sintió juzgada. Al contrario, era algo mucho más íntimo que consolar a su madre en el aniversario de la muerte de su padre; mucho más que cuando visitaba la tumba de su progenitor y le contaba su día.

Ese abrazo significaba muchísimo más porque era él a quien abrazaba.

Era Ryohei quién estaba vendando aquella herida sangrante con sus manos desnudas.

Los sollozos brotaban de su garganta sin reparo alguno, no podía fingir más.

—Ya no tienes que ser fuerte, mi amor.

«Papá, ¿te cae bien mi novio? ¿Puedes verlo desde allá?»

Y las lágrimas bañaron su rostro sin detenerse.

+++++++++++++++++++++
Hola! Me extrañaron?? Porque yo a ustedes un montón <3

Pasaron demasiadas cosas en 2023, la universidad y vida adulta son aterradoras.

Empecé este fic cuando tenía 18 años, voy a cumplir 21 y aun no lo acabo 😭

Lamento haber desaparecido tanto tiempo; les escribí un capítulo corto pero cargado de sentimiento <3

17 citas con el enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora