Bastian la cargó en sus brazos, para ese momento Juan y otros dos hombres habían llegado al sitio.
—Estaciona el coche —pidió Bastian a uno de ellos—, y tú, tráeme el Jeep.
Juan lo miró, Angie se deshacía en lágrimas silenciosas en sus brazos como si fuera una niña.
—¿Te puedes encargar de todo hoy y mañana? —pidió.
—Claro...
Bastian agradeció con la mirada, y cuando el otro joven que estaba allí llegó con el Jeep, abrió la puerta y colocó a Angie en el lado del copiloto, se sentó al lado del conductor y arrancó.
—Todo va a estar bien —susurró—, voy a cumplir una de mis promesas, las que crees que he olvidado... voy a cuidarte.
Angie se quejó sin fuerzas.
—No lo necesito, no te necesito —musitó apenas.
—Sé que no me necesitas... pero por todo lo que alguna vez fuimos, te pido que por lo que queda de hoy y mañana, confíes en mí... —susurró.
Angie seguía llena de lágrimas, derrotada, vencida. Él le puso una mano en la rodilla y luego manejó en silencio por un sendero que se adentraba en el bosque.
—¿A dónde vamos? —inquirió.
—A hacer algo que debimos hacer hace años, hablar...
—No quiero hablar ahora, estoy llena de barro y de vergüenza —musitó.
—Eso se soluciona con una ducha y descanso... lo de la vergüenza, no tienes que tenerla conmigo —Bastian la miró de reojo y sonrió—. ¿Confías en mí? ¿Aún confías un poco en mí? —preguntó.
Angie asintió.
—Bien... entonces déjate cuidar... Siento que estás agotada, estás al límite... comprendo que el trabajo que tienes es estresante, y ahora todo esto... tus emociones están desbordadas y necesitas reponerte para estar bien para nuestros amigos...
—No me hables como si fuera una tonta —susurró.
—No lo hago, tú eres cualquier cosa, menos tonta —dijo él—, solo quiero hacerte sentir bien.
Angie no replicó, levantó la cabeza para ver una tenue luz al final del camino de arena.
—Esta es Esperanza —comentó él cuando ya estaban cerca—, mi segunda cabaña... ya está casi lista...
Angie se incorporó para ver la construcción que tenía en frente.
Era un bungalow construido sobre pilares de madera. El techo era de paja y solo tenía una pared de madera, el resto era vidrio. Debajo de la construcción había una piscina construida en piedras, y todo el predio se encontraba rodeado de árboles que hacían que el lugar quedara por completo escondido de la vista de cualquiera. La cabaña estaba en el medio del bosque.
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Lo que Angie creía que quería (2)
Romance*** OBRA NÚMERO DOS DE LA BILOGÍA ANGIE *** Angie, Bastian, Maxi y Dulce solían ser un buen equipo cuando eran adolescentes. Se habían metido en un montón de enredos típicos de la edad y al final habían conformado dos parejas: Angie y Bastian y Max...