Capítulo 21

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Angie llegó a la casa de su madre justo para la cena, su papá y su mamá la recibieron contentos y le anunciaron que Maxi llegaría pronto

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Angie llegó a la casa de su madre justo para la cena, su papá y su mamá la recibieron contentos y le anunciaron que Maxi llegaría pronto.

—Es la última vez que estaremos juntos, como cuando eran chicos —dijo Dina con emoción.

—Mamá, no seas melodramática —criticó Angie divertida—, vamos a estar juntos muchas más veces...

—Sí, pero no lo comprendes —susurró y se dejó caer en el sofá mientras miraba a su marido y a su hija jugar una partida de ajedrez—. Es difícil ver a los hijos crecer, hermoso, pero difícil. Los dos salieron de aquí y la casa se quedó en silencio... ya no hay riñas, ya no hay viernes en familia con ustedes y sus amigos, ya no hay desayunos apurados en los que Maxi estaba medio dormido y tú acelerada discutías con Bastian, ya no hay campamentos anuales... Se extraña, se extraña todo eso.

Angie se giró a mirarla con ternura.

—Y no me quejo, estoy más que orgullosa de ustedes, de Maxi, de ti... de Bastian y de Dulce —murmuró y perdió la vista en una vieja fotografía de los cuatro—, pero hoy él dormirá aquí, y tú también. Es su última noche de soltero, y aunque vive con Dulce hace rato, se siente distinto. Estaremos juntos como cuando eran niños... los cuatro...

—¿Dónde dormirá Dulce? —preguntó Mateo.

—Ella se quedará en el departamento —comentó Angie—. La hubiéramos invitado...

—No —negó Dina—, la tradición es que los novios no duermen juntos la noche antes...

—Tonta tradición —se quejó Mateo—, no tiene sentido —añadió encogiéndose de hombros cuando Dina lo miró como si lo regañara.

—Concuerdo —dijo Angie con diversión.

—¡Hola, familia! —saludó Maxi al ingresar a su hogar—. ¿Cómo están?

—Bien —dijo Angie al tiempo que Dina corría a abrazarlo.

—¿Ahora me abrazas? El último recuerdo que tengo de ti es tu mano en mi cara —se quejó como si aún doliera.

—Te merecías eso y mucho más —se quejó Dina como si recordara estar enfadada—. Tu novia embarazada estaba allí mirándote besar a una cualquiera. Te desconozco.

—No beso a nadie que no sea Dulce desde hace más de diez años y encima que ahora sucedió, no lo recuerdo —se quejó dejándose caer en el sofá, Mateo se puso a reír.

—¿Nada? ¿No recuerdas nada? —inquirió su padre.

—¡Basta! —zanjó Dina, pero sonrió—. ¿Lo arreglaste con Dulce?

—Claro... ella sabe que no fue nada, es en serio, ni siquiera lo recuerdo... estaba destruido anoche...

—Tendrían que haber escuchado a Bastian hablar con Dulce —dijo Angie—, las cosas que le dijo... la forma en que manejó la situación... fue... perfecto.

Lo que Angie creía que quería (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora