Capítulo 19

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Cuando Maxi despertó, Dulce no estaba a su lado en la cama

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Cuando Maxi despertó, Dulce no estaba a su lado en la cama. Le dolía la cabeza y cuando intentó ponerse de pie el mundo se le dio vueltas. Algunos momentos de la noche anterior volvieron a sus recuerdos.

—Oh... no —susurró.

Llevando una mano a su cabeza buscó su teléfono y en efecto, tenía un mensaje de Bastian. Era un audio, así que se dispuso a escucharlo.

—No sé si te acuerdes de lo que sucedió anoche, pero en resumen apareció Olivia, borracha y te plantó un beso que Dulce vio. Hablé con ella y ya está tranquila, pero mímala hoy, la cercanía de la fecha de la boda y el nacimiento del bebé le asustan un poco, habla con ella... Avísame si necesitas algo...

Maxi suspiró, caminó hasta el baño, se dio una ducha y se lavó los dientes. Se puso una ropa cómoda y salió a buscar a Dulce, la encontró en el cuarto del bebé, sentada y meciéndose en el sillón que estaba al lado de la cuna.

Maxi no dijo nada, se acercó a ella, se sentó en el suelo y recostó su cabeza sobre sus piernas.

—Dul... —susurró—. Perdón... ni siquiera lo recuerdo... no sé qué pasó...

—Lo sé, Maxi, no hay problema —dijo ella y acarició su cabeza con ternura.

—¿Estás segura? —quiso saber él y levantó la vista para mirarla.

—Sí —sonrió.

—Tú sabes que yo jamás podría engañarte, ¿verdad? —preguntó él por si acaso—. No lo necesito, contigo tengo todo lo que siempre he soñado...

Dulce sonrió.

—Eso fue... no sé lo que fue, yo no lo recuerdo... —continuó Maxi.

—Tranquilo, Maxi... de verdad, ya está...

—Háblame, amor... sé que algo te sucede...

Dulce cerró los ojos y puso sus manos sobre su vientre.

—Es que es realmente tonto...

—Nada que venga de ti puede ser tonto —dijo él con ternura.

—No quiero que pienses que no deseo casarme contigo, no quiero que dudes de mis ganas de tener este bebé —susurró—, lo amo desde el día que me enteré de que estaba en mí, o quizás incluso antes... La idea de tener un hijo tuyo es... es todo lo que está bien...

—Pero tienes miedo, ¿no? Y es normal, Dul, a mí también me pasa...

—¿Sí? —inquirió ella con curiosidad—. Tú te ves muy seguro, parece que lo sabes todo... ¿a qué le temes?

—No, claro que no... Yo no sé mucho más que tú, amor, llevamos años aprendiendo juntos, creciendo juntos... también me asusta la idea de convertirme en tu esposo, porque, aunque es lo que más deseo en este mundo, me da miedo no estar a la altura...

Lo que Angie creía que quería (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora