Capítulo 27

1K 286 138
                                    

El lunes todos amanecieron por los pasillos de la clínica

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El lunes todos amanecieron por los pasillos de la clínica. Bastian fue el último en llegar y se encontró con Dina, Angie y Mateo en la sala de espera.

—Todo está bien —dijo Dina y corrió a abrazarlo—. Gracias, has traído a mi nieto al mundo, Bastian, y lo has hecho bien —añadió emocionada.

Bastian correspondió el abrazo y sonrió. Estaba emocionado, pero aún se encontraba alborotado por todo lo sucedido.

Mateo también lo saludó y le pasó la mano para agradecerle.

—Dulce está descansando, el bebé pesa tres kilos y está sanito —comentó Angie y se acercó a él—. Maxi está con ella.

Bastian asintió y se alejó de ellos para ir al balcón de la clínica y tomar un poco de aire. Angie lo siguió.

—Bas... —susurró—. ¿Estás bien?

Él asintió.

—Supongo que es mucha emoción...

—Lo manejaste de una forma que... Dios... ¿cómo podías conservar la calma así?

—No lo sé... por dentro moría de miedo. Si algo salía mal, si algo le pasaba al bebé o a Dulce...

Y Bastian comenzó a llorar.

Angie lo abrazó y esperó un momento, comprendía que todo había sido demasiado fuerte y que era recién en ese instante en el que él dejaba fluir lo que había sentido.

—Todo salió bien... —susurró y le secó las lágrimas con ternura—, estuviste genial... y al final sí fuiste ginecólogo, aunque solo fuera por un instante —dijo con una sonrisa dulce a modo de minimizar la tensión—. Estoy orgullosa de ti, mi amor —susurró sin darse cuenta lo que acababa de decir.

Bastian sí se dio cuenta, pero también comprendió que ella no lo había notado, o al menos no hasta que lo dijo todo. Fueron dos minutos de tenso silencio en los que Angie fue consciente de sus palabras y se mordió los labios, Bastian esperó a que se alejara, pero no lo hizo, solo lo siguió abrazando y dejó que él se calmara.

Y él no dijo nada, estaba bien así, estaba perfecto allí, en sus brazos.

—Fue el momento más intenso de toda mi vida —murmuró entonces y se fue alejando de a poco.

Caminó hasta una banca y tomó asiento recostando su espalda y la cabeza por la pared para perder la vista en el cielo.

—Lo sé, el mío también... la fuerza con que se abre la vida te hace replantear algunas cosas...

—Sí... yo pensé en la fragilidad del momento, intenté mantener la calma para no trasmitírsela a Dulce ni a Maxi, pero la presión era intensa... todo podía salir muy bien o demasiado mal... Un parto siempre es un momento intenso, incluso cuando nace un ternerito o una gatita... pero esto fue... esto fue increíble.

Lo que Angie creía que quería (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora