Capítulo 14

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Las manos de Bastian subieron y bajaron desde la espalda baja hasta el cuello, él fue desatando uno a uno y con paciencia los nudos que el estrés había dejado a su paso

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Las manos de Bastian subieron y bajaron desde la espalda baja hasta el cuello, él fue desatando uno a uno y con paciencia los nudos que el estrés había dejado a su paso. Ella dejó que las lágrimas se le derramaran por los ojos sin pudor alguno, mientras pensaba, ordenaba ideas y sentía que podría estar así para siempre.

Bastian observó su piel, palpó sus huesos, acarició su cuello, deseó poder regar besos a lo largo de su columna, tal como a ella le había gustado siempre.

—¿Por qué nunca me buscaste? —quiso saber Angie de pronto, mamá dijo que te dio mis datos.

—Te busqué... llegué al hotel con un ramo de rosas y un chocolate, no era nada para que me perdonaras, pero esperaba que me ayudara a que me escucharas... Te vi salir del hotel de la mano de un chico, llamé a Dulce de inmediato.

—Oh...

—Ella me dijo que era tu novio, llevaban tres meses saliendo y parecía buena gente. Te hacía sentir querida e importante, te hacía sentir valorada. Dulce me dijo que no le gustaba del todo, pero le parecía sano en ese momento de tu vida, al fin parecías haberme superado...

—¿Qué hiciste?

—Los seguí, los vi ir a pasear por la playa, vi cómo te hacía reír y lo vi besarte y abrazarte. Pensé que mi tiempo se acabó, que ya era tarde... No tenía derecho a una vez más pedirte que te quedaras o me eligieras a mí. No después de todo lo que ya te había hecho pasar...

—Dios... si tan solo hubieras hablado en ese momento, Bastian —negó ella—. Él me gustaba, sí, y me hacía olvidar... estaba con él en vez de pensar... pero no eras tú, te comparaba todo el tiempo. Te buscaba en sus besos, en sus caricias, en sus palabras, en sus silencios... y tú no estabas allí.

Bastian suspiró.

—Pensé que sería mejor dejarte ir, poner en orden mi vida y esperar a tener algo mejor que ofrecerte que solo mis intenciones de ser mejor persona... quería que te sintieras orgullosa de ver en quién me había convertido.

—Y entonces volviste, invertiste en el parque y comenzaste este proyecto, ¿cierto?

—Sí, porque te tenía conmigo en este espacio... eras mi fuerza...

—Y estoy orgullosa de ti... de todo lo que has hecho, de todo lo que has logrado, de la persona que eres hoy. ¿Cómo podría no estarlo?

Dicho eso, Bastian se dejó caer en la cama y lloró. Lloró por el tiempo que pasó, por las cosas que no sucedieron, por el amor que perdió, por lo que pudo ser y no fue.

Angie se acercó a él, con el torso desnudo se recostó en sus brazos y secó sus lágrimas una a una.

—Lo has hecho bien... incluso mejor que yo, ¿sabes? —susurró—. ¿Te acuerdas cuando peleábamos quién era mejor y tenía mejores calificaciones?

Él asintió.

—Yo no logré todo lo que tú has logrado... —susurró ella.

—No digas eso, tú has logrado tus sueños...

—No... no es así... yo solo me escondí de todo lo que me hacía daño, me cerré al mundo y a las oportunidades y me escondí en lo seguro, los logros profesionales... Siempre fui buena en esas cosas, ¿no? Pero tú enfrentaste a tus demonios, te peleaste con ellos cara a cara, y los venciste uno a uno... Eres mejor que yo, eres mejor que todos...

—Angie... hay algo más... necesito que lo sepas...

—Dime... —susurró ella.

—Yo nunca he dejado ni dejaré de amarte —dijo entre lágrimas.

Angie abrió la boca para decir algo, pero él colocó su dedo sobre sus labios.

—No tienes que decir nada, no espero que lo hagas... tu amor fue suficiente para los dos cuando yo estuve en problemas, ahora el mío lo es... puedo amar por los dos...

Angie no contestó, no sabía qué decir y no tenía claro lo que aquello significaba.

—Descansa, es tarde, duerme... —dijo y se movió para salir de la cama.

—No, Bastian —dijo Angie aferrándose al cinturón de su pantalón.

—¿Qué?

—Duerme conmigo esta noche —pidió—, sácate la camisa y ven aquí.

—¿Desnudos? —preguntó—. Eso no es... de amigos, Angie...

—No somos amigos, Bastian, no nos engañemos...

—P-pero...

—No quiero que hagamos nada, solo dormir, piel con piel, alma con alma... solo esta noche... nos lo debemos.

Bastian aceptó, se sacó la camisa y el pantalón y se acostó a su lado, ella se colocó entre sus brazos como tanto le había gustado hacerlo y cerró sus ojos aspirando el aroma de su piel. Él besó su frente y suspiró.

Y en ese momento Angie comprendió lo que significaba la paz, y quiso estar así para siempre.

Y en ese momento Angie comprendió lo que significaba la paz, y quiso estar así para siempre

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Como este capítulo es cortito, ya les subo otro... pero dejen comentarios, ¿sí?

Lo que Angie creía que quería (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora