Angie y Bastian volvieron a la fiesta justo a tiempo, Andrea anunciaba por el micrófono que era hora de ir hasta la glorieta donde sería próximamente la revelación del sexo del bebé en camino. Dulce y Maxi estaban emocionados, aguantar hasta ese momento había sido todo un martirio, pero les hacía mucha ilusión la sorpresa y compartir ese momento con sus seres queridos.
Angie y Bastian se acercaron a la glorieta, Angie estaba nerviosa y enfadada por todo aquello que se desarrollaba en su interior y que ella no lograba comprender, y Bastian estaba tranquilo, sosegado, feliz. Y eso la ponía peor a ella.
Andrea animaba a la gente preguntándole qué pensaban, que si sería niño o niña. El lugar estaba hermoso, adornado con las luces que colgaban de la glorieta y daban el ambiente romántico y perfecto que ella quiso desde el inicio. Y a pesar de todo, Angie tuvo que admitir que Andrea era buena en lo que hacía.
La caja que ella había preparado era de cartón, grande, la había decorado con corazones rosas y celestes por todas partes, y signos de interrogación en plateado. Se abría por el medio y le había puesto dos manijas, a modo que Dulce se colocara a un lado y Maxi al otro y la estiraran al mismo tiempo.
De pronto el enfado que sentía Angie dio paso a la ansiedad que contagiaban todos los presentes. Andrea llamó a los esposos a que tomaran sus lugares. Ella y Bastian quedaron hacia un lado en primera fila para observar el momento. Ella incluso había preparado su celular para grabarlo.
—¿Ya tienen nombres? —inquirió Andrea.
—Si es niño se llamará Samuel —respondió Maxi.
—¿Y si es niña? —volvió a preguntar, esta vez a Dulce.
—Samira —respondió ella.
—Bueno, ¿estamos listos? ¡A la cuenta de tres! —gritó Andrea y todos corearon.
—¡Uno!
—¡Dos!
—¡Tres!
Dulce y Maxi se dieron un beso por encima de la caja y luego cada uno estiro hacia su lado.
Y la caja se abrió.
Un montón de globos de helio se alzaron al cielo.
Globos de colores... de muchos colores... de varios colores.
El silencio se hizo entre ellos y ambos se miraron sin comprender.
Luego buscaron a Angie y Bastian. Angie miró a Bastian, y él sonreía, feliz... nadie sabía por qué.
—¿Qué demonios hiciste? —preguntó ella casi en un susurro.
—¿Eh? Me dijiste que pusiera globos de colores —dijo él.
—¡No te dije eso! ¡Por Dios, Bastian, solo tenías que poner los globos de colores de acuerdo al sexo del bebé! —exclamó—. Te lo dije, te dije que mamá tenía el resultado y que tenías que encargarte de eso —se quejó.
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Lo que Angie creía que quería (2)
Roman d'amour*** OBRA NÚMERO DOS DE LA BILOGÍA ANGIE *** Angie, Bastian, Maxi y Dulce solían ser un buen equipo cuando eran adolescentes. Se habían metido en un montón de enredos típicos de la edad y al final habían conformado dos parejas: Angie y Bastian y Max...