Capítulo 11

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Cassandra's/Iris' Pov

Los últimos meses fueron... Interesantes.

Digamos que en líneas generales, mi vida ha pasado a ser más organizada. Supongo que es consecuencia de esta especie de amistad que he creado con Dee, que es una versión emo de Sheldon Cooper; o al menos, a mí me lo parece a veces.

Todas las semanas él se saltaba sus clases del instituto para venir a mis clases en el conservatorio. Nos colábamos en las salas de ensayo, y en alguna que otra asignatura que considerase verdaderamente relevante. Y, la verdad, él era bastante bueno, hasta el punto, que pasamos de ensayar con el piano, a comenzar con la guitarra. Y de ahí, a tocar ambos en esa hora libre en la que íbamos al parque y colocábamos la funda de la guitarra en el suelo para que la gente que paseaba echase algo de dinero.

Él sabía acordes básicos, todavía tenía mucho que mejorar, pero lo que sabía, sabía hacerlo a la perfección.

En cuando a eso de colarnos en las salas de ensayo. Decidimos ''organizar un poco'' esa sala a la que parecía que solo acudíamos nosotros, de hecho, encontramos una orla con los mejores estudiantes de cada año, y encontramos a un chico extrañamente parecido a Dee, supongo que por eso desde un primer momento decidimos que su nombre falso sería Sebastian.

(...)

Hoy era uno de esos días en los que decidimos dar un pequeño concierto en el parque. La verdad, desde que él toca, digamos que prácticamente he dejado el grupo; aquella noche que los miembros de ''bajen del maldito escenario'' me felicitaron, el resto del grupo se volvió más agresivo, y por mucho que una aguante, no soy lo bastante idiota como para quedarme con ellos si sé que soy lo bastante buena para ir por mi cuenta o con mi alumno.

De hecho, esa misma noche habíamos conseguido que nos contrataran en un garito algo más cercano a mí casa para tocar, y en cierto modo, lo que practicábamos en el parque era un ensayo antes de la actuación de la noche.

Estábamos tocando Story Of my Life de Bon Jovi; por algún motivo, Dee siempre dijo que le daba nostalgia esa canción, y ayudaba bastante cuando en el solo de guitarra, él acompañaba con acordes que daban profundidad a la canción.

Yo cantaba, acercándonos a la parte del solo, que me preparaba para hacer, elevando mi mano para empezar con fuerza.

Entonces tras de mí comenzó a sonar el solo. Me hizo girarme para ver a Dee haciendo un perfecto punteo causando furor entre las pocas chicas del público y haciéndome mirarle con una sonrisa llena de orgullo... Yo le había enseñado eso.

(...)

Terminamos de tocar y el público pareció desvanecerse mientras repartía las ganancias y guardábamos las guitarras en sus respectivas fundas.

- Enhorabuena rubia, sabía que podrías hacerlo- Dije dándole la mano y mirándole con... Orgullo- La verdad, he de admitir que no me esperaba que me robases el solo.

- Solo me preparaba para tocar esta noche- Dijo sonriendo con timidez y mirando al suelo. De las pocas veces que le he visto sonreír. Yo le sonreí de vuelta.

- Bueno, supongo que entonces nos veremos esta noche- Afirmó con la cabeza como respuesta- Yo creo que caminaré hoy a casa, pero recuerda, a la hora de siempre donde siempre.

- Ahí estaré-

Me giré para caminar de vuelta intentando sonreír hasta que doblé la esquina y mi sonrisa se transformó en cansancio y una expresión neutra.

Resulta que, mis problemas en casa se habían mantenido iguales, aumentando la presión con los estudios en casa, las clases del conservatorio y mis escapadas nocturnas. Por no hablar de las lesiones... Son cosas que siempre le he ocultado a Dee; sé que llevamos un par de meses conociéndonos, pero no quise inmiscuirle en mi vida privada, y él nunca preguntó.

Llegué a casa dejando mi guitarra donde siempre y dirigiéndome a mi dormitorio para guardar la mochila con las partituras del conservatorio. Luego bajé a almorzar.

- La facturación de la empresa ha aumentado en los últimos meses...- Mi tío solía iniciar las conversaciones en la mesa. No eran muy sustanciales, pues solo participaban él y mi tía mientras mi primo Clément los miraba como a extraterrestres y yo no levantaba la cabeza del plato.

Parte de conseguir salir a hurtadillas era quedarme en mi cuarto ''estudiando'' o ''castigada'' mientras mi tía Ivanna y el resto de mi familia cenaban. A ella nunca le importó, de hecho, siempre me animó a dejar de comer y evitar ciertos alimentos; la toxicidad hecha persona.

Tras el almuerzo, yo me encerraba a hacer tareas o me dirigía a la sala de ensayo a practicar, y, llegó a hacerse costumbre que mi primo Clément entrase para verme deslizar mis dedos por el teclado. La verdad, siempre tuve buena relación con él; ya fuera por su corta edad o porque siempre hablaba en francés o con acento, era el único integrante de mi familia que no me producía ningún tipo de repulsión, es más, le apreciaba bastante, tanto como para plantearme escaparme de casa y llevarle a un lugar seguro lejos de abusos.

La verdad es que las únicas personas que no me soportaban en mi propia casa eran mis tíos, puesto que el resto del personal o me trataba con neutralidad, o se llevaba bien conmigo, como Joseph, quien tras llevarme diariamente en coche a todas partes había entablado una especie de relación de hermano mayor conmigo.


Tras dos horas de practicar con el piano, otra hora de estudio y tarea, y unos veinte minutos intentando curarme las heridas de las muñecas, conseguí quedarme totalmente sola en mi cuarto preparando mis cosas para el concierto.

𝒩𝑜  𝓋𝒶𝓂𝑜𝓈  𝒶  𝓈𝑜𝓅𝑜𝓇𝓉𝒶𝓇𝓁𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora