junio del 2022, día miércoles
—HOLA —digo en voz baja—. Tengo otra copia de la revista si la quieres. Mi taquilla está justo ahí.Lucy se da la vuelta sorprendida.
—¿En serio? —me pregunta con las cejas arqueadas.
—Claro.
Se echa a un lado mientras introduzco mi contraseña. Encuentro mi ejemplar de Moxie y se lo paso.
—Gracias —me dice sonriendo—. Está super bien.
—Sí, es bastante interesante —le respondo.
—No lo he hecho yo —me dice—. ¿Sabes quién ha sido?
Me hago la loca. Si hablo, sabrá que estoy mintiendo.
—Ese tal Mitchell es un imbécil —suelta Lucy, y en cuanto lo dice miro rápidamente a mi alrededor para asegurarme de que no anda cerca.
Me enoja que mi primera reacción sea asegurarme de que no pueda oírla y se convierta en el siguiente objetivo de sus bromas. Me da demasiado miedo lo que pueda llegar a hacer, para mi pesar.
—Le dejan hacer lo que le da la gana digo—. No existen normas para ese engendro del mal.
—Ya me he dado cuenta —dice Lucy arqueando las cejas—. Oye, ¿Cómo te llamas?
—Gloria. Aunque me llaman Ori.
—Eres la que aparece en el periódico estudiantil —añade—. Bueno, yo me llamo Lucy. Y como ha dicho ese, soy nueva este año.
Sonrío y asiento con la cabeza.
—Sí, ya lo sé.
Dios que incomodo.
No estoy segura de qué más debería decir. En East Rockport me encuentro con muy poca gente nueva. Lucy me devuelve la sonrisa, pero al ver que no digo nada más se despide haciendo un gesto discreto con la mano y se va por el pasillo. Le devuelvo el saludo y no me doy cuenta hasta que se ha perdido entre la multitud de que podría haberle preguntado de dónde era, o por qué su familia se había mudado aquí. Incluso podría haberle preguntado si este viernes pensaba dibujarse corazones y estrellas en las manos cómo se pedía en el Moxie.
Miro fijamente mis manos vacías y me doy cuenta de que yo misma necesito responder esa pregunta.
[...]
Siempre empujo el carrito cuando mi tía y yo vamos al supermercado para que ella pueda concentrarse en la lista (escrita en papel, por supuesto). Lo hemos hecho así desde que llegue a este país.
—¿Jugo de naranja o de manzana? —me pregunta examinando las latas que tiene delante.
—Manzana.
—Son más caras.
—Naranja.
Mi tía me lanza una mirada reprobatoria, pero accede. Casi siempre vamos a comprar los jueves por la noche, si no trabaja. Milagros no puede soportar la locura de las tiendas los fines de semana, y es un ritual que tenemos juntas. Mientras empujo el carrito intentando corregir la dirección porque la rueda trasera izquierda se atasca, me doy cuenta de que no paro de mirarme las manos en lugar de hablar con mi tía.
Mis manos no tienen una mancha de nacimiento, ni una peca. Llevo las uñas sin pintar, porque pintármelas me parece perezoso. Intento imaginármelas mañana, cubiertas de corazones y estrellas. Intento imaginarme qué se sentirá al caminar por los pasillos de East Rockport así. El corazón me late con rapidez, pero no estoy segura de sí es por la emoción o por la ansiedad. Me imagino a toda la escuela mirándome y a todos mis amigos haciéndome preguntas.
Aprieto las manos en un puño y respiro profundamente.
—Bien, vamos a los congelados —anuncia.
Es diferente a los abuelos en todos los sentidos, excepto en su adicción a Yaroas.
La sigo empujando el carrito.
Llevo toda la semana intentando entender qué estoy haciendo. La verdad es que desde el lunes por la mañana todo ha seguido básicamente igual. El suceso más relevante fue darle a Lucy mi zine de Moxie.
Ángela no volvió a mencionar el tema y Mitchell ni siquiera se molestó en burlarse otra vez después de la clase del señor Davies, al menos que yo sepa. He querido comentarlo durante la hora de la comida con Kiara y
Ángela y el resto de las chicas, pero me preocupa parecer sospechosa si hablo demasiado del tema. Aunque es tan probable que yo sea la creadora de Moxie, como que visite la Estación Espacial Internacional, o que descubra la cura contra el cáncer en clase de química. Al menos eso es lo que diría la gente que me conoce.
No estoy segura de si yo esperaba provocar algo con esto. Quizá todo haya terminado ya. Quizá crear Moxie no fue más que una manera de desahogarme.
Ya, Gloria, pero entonces ¿por qué incluiste lo de los corazones y las estrellas si no querías que todo esto fuera a alguna parte?
Pongo mala cara e intento ignorar la pregunta, pero es imposible. Porque, en algún lugar de mi cabeza, sí que quiero que los zines de Moxie lleguen a algún sitio. Sé que es así. Solo que no estoy segura de querer comprometerme a ser la persona que los lleve hasta allí. Donde quiera que sea ese lugar.
Miro el jugo de naranja y pongo cara de preocupación mientras sigo empujando el carrito. Sería más fácil pensar simplemente en Taylor, pero ni siquiera lo he visto durante el resto de la semana, excepto en la clase del señor Davies. Llega a clase justo cuando suena el timbre y se marcha igual, al escuchar el timbre que indica el final de la clase, y nunca habla. Toma apuntes y mantiene una actitud misteriosa. Ayer vino vestido con una camiseta que decía Black Flag y yo me pasé la noche escuchando su canción «Rise Above» en el móvil. Me hizo contraer los dedos de los pies y sentir un dolor en el pecho, pero en plan bien.
Tiemblo de frío en el pasillo de los congelados mientras mi tía mete en el carrito varias cajas de lasaña y de filete ruso. Después de pasar por caja, la ayudo a cargar las bolsas en el Honda. Mientras coloco con cuidado los cartones de huevos en el asiento trasero, oigo la voz de un hombre a mi espalda.
—¿Milagros?
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Digamos NO a los lectores fantasma. Si ven algún error no duden en avisarme, cuídense.
¿Yo desaparecida? Que raro jsjss. Tengo otro cap más, tal vez lo publique pronto.
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FEMINIST, moxie
Fanfiction┊♀️ ━━ ❝ FEMINIST ❞ ━━━' ▌❝ Ninguna mujer tiene ⠀⠀⠀⠀⠀un orgasmo limpiando el suelo de una cocina, imbécil ❞ ❪ Revolución Moxie, Unidas ❫ ' I will not be a free woman as long as there are still women subjected! ⠀⠀⠀⠀En...